Capítulo 28

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Los chicos miraron con atención el lugar que el Raikage les asignó como estadía, era un lugar curioso, sin lugar a dudas. Era una especie de mini departamento, con una pequeña cocina con todo el equipamiento, una mini sala y una sola habitación.

Sin embargo lo alucinante en palabras de Lee, era que una pared, frente a la sala era completamente de vidrio, como si fuese una ventana cerrada gigante. Sasuke se preguntó si se podría tener privacidad ahí.

No.

Curiosearon un poco más por la casa, aunque Yuun sintió que estaba en una especie de PentHouse, nunca había estado rodeada de ese tipo de lujos, se sentía en las nubes, y no solo por eso, sino porque iba a dormir bajo el mismo techo que Lee.

¡Ay joder! Se sentía de vuelta como una niña, aunque ya estaba bastante grandecita para esas reacciones.

—¿Qué estás colocando en el baño, Sasuke?—Preguntó Choji— ¿Es... Un sello de transportación?

El azabache se quedó callado mientras colocaba el pergamino con cinta, notó como Lee y Yuun se amontonaron en la puerta del baño para ver aquel sello recientemente creado.

—Porque sí— Respondió, seco— No lo vayan a sacar de ahí.

Y caminó fuera del cuarto de baño pasando a través de ellos, encerrándose en la única habitación.

—Bueno, ya lo averiguaremos, ¿No?— Mumuró Lee.

Choji asintió, para luego mirar la luna, pensó en dónde podría estar Karui, y si la encontraría a esas horas. No perdía nada buscándola.

—Yo... Yo saldré un rato, chicos— Comentó después de un momento— No me esperen.

—¿Karui?— La pelirroja le sonrió cómplice, el chico se sonrojó.

—¡Bueno, adiós!

Observaron atentos como Choji cerró la puerta. En ese momento, Sasuke salió vestido de negro de la habitación.

—¿Qué hora es?— Preguntó — ¿Nueve?

Yuun miró el reloj colgado en la pequeñísima cocina, casi como la de Tenten. — Un cuarto para las diez— Contestó.

El azabache asintió y se metió al baño, según él a darse una ducha.

Aunque ambos sabían que no. Esperaron unos minutos sin hacer nada.

— ¿Vas a ver tú o yo?

La respuesta fue dada cuando Lee corrió al baño, abrió la puerta y como lo sospecharon, el sello en el pergamino había cambiado. No había nadie en el pequeño cubículo.

—¡No hay nadie!

Entonces la pelirroja confirmó que los habían dejado solos... Por probablemente, toda la noche.

(...)

Choji caminó con las manos en los bolsillos por las aceras iluminadas de Kumogakure, justo por la calle que estaba más viva por las noches. Las Discotecas, los bares y restaurantes de comida rápida.

Los jóvenes riendo y fumando un par de cigarrillos, unos cuantos besándose por aquí y por allá.

El Akimichi realmente no tenía ni idea de qué demonios hacia ahí, no había quedado con Karui, no sabía donde estaba en ese momento, pero fue a aquella zona porque cuando le tocaba una misión en esa aldea salía por ahí con la chica, a comer en alguna zona de Barbacoas o simplemente a tomar un café.

Ay Kamisama, enserio quería tener a esa chica entre sus brazos.

Pero siempre se preguntaba, ¿Cómo alguien tan preciosa como ella podría fijarse en alguien como yo?

«Desire»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora