Capítulo 13

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Importante leer la Nota Final.

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Caminó furioso, sus manos empezaban a temblar. Quería golpear algo o alguien. Se contuvo.

Sin darse cuenta, podía ver el chakra de las personas que pasaban cerca a él, sus puntos débiles, todo. Su Sharingan y su Rinnegan se habían activado debido al enojo que sentía.
Ahora su mirada se había clavado a sus pies, mientras que algo más recorría su cuerpo, otro sentimiento.

La tristeza.

Siguió caminando hasta llegar a su departamento, era muy temprano. Las 6 am. En realidad, era muy tarde para él, que terminó su reunión con Naruto hacia las 10 pm, y el se mantuvo toda la noche fuera.

-¡Sasuke-kun! ¡Te dije que...! - Sin embargo Sakura se quedó callada al verlo, intentó acercarse, se quedo parada a menos de dos metros de él - ¿Qué sucede, cariño?

-Tch...- Gruñó, sin verla. Caminó hacia ella, hasta pasarla y llegar a la cocina, ella lo siguió - Dejame en paz.

-Pero Sasuke-kun...- Intentó tomarlo de la mano, el la alejó con brusquedad- ¿Sasuke-kun...?

-¡Vete! ¿A quien demonios le importas Sakura? ¡Largate! No eres más....

Y se quedó callado, tomó su cabeza entre sus manos, obligándose a callarse, mientras que las lágrimas caían silenciosas por el rostro de la pelirrosa.

-Tengo una misión - Hablo seria, fría. Pese a estar llorando - Llegaré en la tarde, 5 o 6, dejé tu cena en el Microondas. Adiós.

Se dio la vuelta, tomó su mochila y se fue, sin esperar que en ese momento, Sasuke empezara a destruir la casa.
Los platos, los adornos.

Todo a su paso, luego se sentó en el suelo y tomo la carta que estaba guardada en su bolsillo.

No quería leerla.

(...)

Temari arregló la habitación, su nueva habitación, la que ahora compartía con su novio. Sus pocas cosas entraban en los cajones, claro que le sorprendió que Shikamaru tampoco llenara el armario. Luego se encargó de decorar un poco, colgar cuadros, limpiar la habitación, incluso toda la casa, ya que el cola de piña se había ido a comprar cosas para la semana después de que la rubia le gritara diciendo de que no era bueno comer siempre fuera.

Mientras tanto, Shikamaru caminaba con las bolsas un tanto enojado, Temari apenas había llegado, literalmente, acababan de llegar y ya había puesto todo en orden y también puso sus reglas, las mujeres eran temibles.

Llegó a casa con cansancio, pero se quedó en la entrada al ver todo distinto, la rubia había cambiado la posición de los sofás, sacó la vieja alfombra que le dio su madre cuando apenas se mudó, la había limpiado y se veía como nueva. El comedor impecable, ni hablar de la cocina, preciosa.
Se quitó los zapatos y entró. Dejó las bolsas en la encimera de la cocina y caminó por el pasillo para llegar a su habitación, había colgado cuadros que por cierto, también él había guardado en cajas en su armario, su madre también se las había regalado. Entró a la habitación, la de ojos agua-marina había cambiado la posición, su cama pegada a la esquina izquierda, junto a la ventana. La habitación se veía más grande. Divisó otro cuadro, supuso que ese si era de Temari. Un cuadro pequeño en la mesa de noche, de ellos. Sonrió, se habían tomado esa foto hacia uno año y medio, antes de ser pareja, aunque era la única que tenían. Abrió su armario, la No Sabaku había organizado todo por colores e incluso estaciones, pero no le molestó. Se sintió bien, se sentía bien tenerla en casa.

—¡Oh! Ya regresaste, ¿Qué te parece todo?

La volteó a ver, tenía ropa cómoda, un pantalón ancho y una camiseta sin mangas celeste, su cabello despeinado atado en una sola coleta. Pero a pesar de todo, ella le pareció realmente preciosa, más que siempre, radiante.

«Desire»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora