LO INESPERADO

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Triana

Me desperté temprano con un poco de dolor de cabeza.
Mi apartamento andaba desordenado por la fiesta de ayer pero no pensaba ordenarlo ahora, demasiada pereza.

El estúpido periodista estaba durmiendo en la cama de invitados.
Le había hecho quedarse a dormir aquí.
Aunque lo odiaba no quería que tuviera que cuidar de las niñas él solo.
Pero sin duda había sido la decisión incorrecta. Como a las cuatro de la mañana las bebés se habían despertado y alborotaron un berrinche que no acabó hasta que las cogí entre mis brazos.

Ahora las niñas estaban prácticamente en mi cama y yo "dormía" en el suelo. Y digo "dormía" porque prácticamente no he dormido.

—buenos días—dijo el periodista desperezandose.

—¿qué tienen de buenos sí he visto tu cara? —se giró y alzó las manos.

—vamos, no me mates. ¿Qué mosca te ha picado?

—dos niñas de la familia Tui.
Debí de pensar que llevaban tu sangre antes de dejarlas dormir en mi departamento—cogió a los monstruitos con cuidado.

—¿por qué?

—son igual de pesadas que tú —giró los ojos.

—y yo que me había levantado feliz dispuesto a hacerte tortitas—yo sonreí.

—claro que estás feliz, tú has dormido. Pero lo de las tortitas me parece bien—ambos bajamos a la cocina.

Me senté con las niñas cerca y vi como el idiota me cocinaba un rico desayuno para mi barriga.
Desde luego no podía vivir con ese imbécil, no hacía más que engordarme. Pronto pasaría de ser Triana Rey la barbie a Triana Rey la albóndiga con pelo de barbie.

—me piro a ducharme, cuando el desayuno esté dame una voz—comencé a caminar rumbo al baño.

—¿puedes hacer el café?—me dijo con la masa de tortitas en una mano y la cafetera en otra.

—podría, pero se me hace más divertido verte como ama de casa. Las niñas están en el sofá, si fuera tú no las dejaría mucho tiempo solas—Le guiñé un ojo y seguí mi camino.

Miré mi bañera y había agua rosa con espuma y flores blancas.

¿A qué ya no me odias tanto?
LT

No pude evitar sonreír. Era un estúpido, pero me caía bien.

Algo vibró encima del lavabo.
Yo lo cogí con cuidado y lo desbloqueé rápido. Muchas veces Luke había dibujado el patrón frente a mis ojos. Pobre.

—Luke, creo que te han mandado un mensaje—grité informándole de la notificación, él no contestó así que lo miré yo.

Desconocido: si quieres, yo puedo ayudarte con lo de Triana Rey.

¡¿Qué?!

—¿ha sonado mi móvil? —preguntó Luke del otro lado de la puerta.

—no, no. Falsa alarma—borré el mensaje y bloqueé el teléfono de nuevo.

Ayudarle en qué y para qué.

Por desgracia para mí no podía ver el número. Estúpidas tecnologías actuales, si todos tuviéramos un Nokia ladrillo la vida sería más fácil.

Me metí en la bañera y puse música heavy.

—Triana, las tortitas están listas y tu primo y mi hermana han llegado con donuts para todos—yo metí mi cabeza en el agua fingiendo no escucharle—¿todo bien? —dijo tocando el pomo de la puerta.

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora