TENÍA QUE VOLVERLE A VER

12 2 0
                                    

Triana

—oye Triana—exclamó y no continuó al ver que no estaba sola.

Naima caminó hacia el interior de la sala y miró a su hermano en la distancia.
Luego salió corriendo junto a él y le abrazó con fuerza.
Luke no lo esperaba así que no tenía muy claro cual debía ser la forma de reaccionar.
Finalmente ambos se abrazaron sin moverse del suelo y Naima lloriqueó un poco en el hombro del periodista.
Él trató de tranquilizarla dándola abracitos y dibujando pequeños circulos en la espalda de la niña.
Ella estaba feliz y no parecía querer alejarse.

—déjame que te invite a desayunar aunque sea—le ofrecí a Luke. Él negó de forma eminente y me enseñó la fecha límite para el reportaje de la pequeña Salma.
No tenía mucho tiempo para quedarse conversando conmigo.

Ortega cruzó la sala acompañada por Casandra, sorprendentemente.
Quizás en este tiempo ella y el periodista habían vueltos a ser amigos pero al verla él también miró extrañado como si no lo esperara.
Se acercó a él y ambos desaparecieron abandonando el edificio y despidiéndose con simplemente agitar la mano.

—Marcus me ha invitado ir al cine, ¿puedo? —yo asentí divertida

—¿ya te has hecho de rogar como te enseñé? —asintió y me enseñó las conversaciones de WhatsApp. Yo lo leí con atención y sonreí satisfecha—¿las notas? ¿Te han dado alguna nueva a parte del ocho en biología? —ella asintió

—saqué un nueve en inglés—la abracé con fuerza.
Saqué mi pequeño monedero y la di un billete ni muy grande ni muy pequeño.

—no hace falta—sonreí y la agité el pelo para despeinarselo un pcoo.

—claro que no hace falta, pero mereces una recompensa por tu duro esfuerzo. Además es mejor que te aproveches ahora que ando forrada, algún día volarás del nido y nadie te dará un billete para que salgas por ahí. Deberás trabajar día y noche para conseguir incluso menos de lo que te he dado y destinarlo a alimentarte—guardó el dinero en la funda de su móvil y me abrazó con fuerza, yo hice exactamente lo mismo con ella.

—¿dónde está ese mal nacido? —preguntó Zac irrumpiendo en la sala con mucha mala leche acumulada.

—ya se ha ido, pero no te enfades tanto, te saldrán arrugas—dije divertida y él nos cogió a ambas por la cintura tirandonos en una colchoneta.

—y pensar que algún día, nosotros pudimos haber sido una familia —fue su error. No me sentía culpable por sus problemas, estaba ocasionado única y exclusivamente por él.

—lo somos —contestó Naima. Y ambos la abrazamos.
La niña tenía razón, nos soportabamos día sí y día también. En las buenas y en las no tan buenas y nos habíamos levantado en numerosas ocasiones, así que sí. No sabía mucho de familias, porque la mía de sangre jamás estuvo muy unida, pero en nosotros se podía ver una definición de familia.

—vayamos a comer algo—propuso Zac y Naima asintió, poniéndose en pie. Posiblemente para llamar a Millan.

*****

Actualmente me gustaba salir a pasear y más en días como hoy en los que todos mis compañeros de piso tenían planes.
Al terminar de comer, Naima me había ofrecido ir al cine junto a Marcus, pero ellos aún eran adolescentes libres y les quedaba mucho por vivir en soledad.
Yo sólo sería un estorbo para su relación y aprendizaje sobre el amor.

Me vestí en ropa cómoda y salí por las afueras, cerca de los clubs.
Fue un paseo bastante largo pero ya estaba cansada y debía volver a casa.

—hola—su voz era muy difícil de confundir.
No era muy aguda pero tampoco muy grave y siempre tornaba en un tono dulce y amistoso como acariciando los oídos—¿me ayudas? —me dijo el periodista señalando a las dos niñas, que lloraban a mares.

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora