REENCUENTRO

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Triana

Me preocupaba Luke. Hacía un rato que miraba como los coches pasaban a toda prisa junto a las gotas de lluvia por las ventanas y la luna del coche.
Había puesto música bajita y lenta, cosa que odiaba, tratando de tranquilizarle.
Yo tuve una semana en soledad para asimilar que mi padre había muerto y él no tenía segundos de error. Había entrado en un túnel oscuro sin luz. Estaba segura que en esos momentos ni si quiera escuchaba la música.

—para—dijo al llegar al aeropuerto y yo aparqué obedeciendole en su totalidad. No me parecía muy obvio que estuvieran en un aeropuerto pero si él lo quería, recorrería toda la ciudad para ayudarle. Se lo merecía. Él había luchado por mí ciegamente, cuando yo había sido una completa estúpida.

Bajamos del coche y Luke miró su teléfono y en el acto lo volvió a bloquear.
Corrió hacia dentro del edificio sin detenerse.

—¡Naima! —gritó —¡Naima! —intentó de nuevo. Después echó la cabeza hacia atrás y yo me acerqué a él con suavidad y guardando mis movimientos.

—vamos, no grites. La gente pensará que algo va mal—dije señalando a un grupo de personas que se habían parado frente a nosotros.

—¿acaso no es así? —Le abracé fuerte y asentí. Tenía razón, las cosas iban mal, pero llamar la atención y atraer cotillas, sólo causaría problemas.
Estaba siendo poco borde solo por él, se lo merecía.
Un señor se paró a escasos centímetros nuestra intentando saber que pasaba.

—qué te pires, gilipollas—bramé enfurecida.
Como iba diciendo, estaba siendo amable por él. Necesitaba que alguien le aportase calma y paciencia y aunque yo no solía ser el ejemplo de eso, esta vez lo iba a ser.

Vi que Millan se acercaba a nosotros seguido por el chico de ojos azules desconocido, que suponía que era Dylan.

—hola—saludó el chico—¿cómo estáis? —negué para que no siguiera por ahí. Era obvio que no era la pregunta adecuada para como estaban las cosas, ni mucho menos.

—quizás no deberíamos separnos —sugirió mi primo viendo que el estado del periodista era claramente un desastre sin mucha solución—es más Triana, llévate a Luke a casa si encontramos algo os llamaremos al momento—el periodista negó brusco.

—¿me estáis pidiendo qué haga como si nada hubiera pasado y que me vaya a casa con Triana? —los tres asentimos.
No queríamos que hiciera como si no hubiera pasado, pero sí que se calmara y pensara las cosas con calma y optimismo, al menos, antes de entrar en pánico—me niego—respondió frío. Cosa que me llamó la atención. Él no era así, nunca lo había sido, conmigo al menos.

—lo siento Luke pero la decisión la voy a tomar yo—le cogí el brazo con fuerza y tiré de él hacia mi vehículo. Evan lo escoltó impidiendo que se largara del lugar y así continuó.

Sabía que posiblemente el periodista me odiaría después de esto, pero también sabía que no podía dejarle ahí. Viendo como con el tiempo se desintegraba poco a poco.

Cuando este se sentó en mi coche y Evan comprobó que Luke ya no podía escapar se fue y yo arranqué.

—lo siento, pero sabes que es lo mejor

—no, que va, nadie sabe lo que es o no es mejor—luego dirigió su vista a la ventana y no me miró ni una sola vez más durante el trayecto.

Le llevé a mi apartamento ya que al ser más pequeño que el suyo le podía tener controlado.

Nada más cruzar la puerta desapareció a grandes zancadas y subió a una habitación donde se encerró.

Yo me senté en el sofá, confusa. Intentando encontrar alguna clase de pista para encontrar a las niñas y por otra parte reprimiendo las grandes ganas que tenía de subir junto a Luke y abrazarle. Pero entendía que quería espacio y yo no iba a agobiarle. Él me lo dio a mí cuando lo necesite y me ayudó con mis problemas de igual manera.

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora