MIRADAS

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Triana

Cámaras, lo que menos necesitaba era eso.
Un tío que me siguiera hasta a mear con la escusa de que era necesario.
Esto era fácil; a mí no me caía bien y era obvio que el sentimiento era mutuo.
Tenía suficiente con todos los idiotas que había en mi vida, lo que menos me apetecía era sumar a uno más.

—deben ir a comer—nos informó Emily.
Esa chica se había ganado sin duda mi respeto.
Era menudita, aseguro que rozaba la anorexia.
Sin embargo, tenía una fuerza insuperable en la que, a diferencia de la mía, no había ni un tiempo de esperiencia. Era talento natural y sin duda me moría de ganas por verla actuar.

—ahora vamos—la dediqué una sonrisa que por primera vez no había sido forzada.

El periodista de mierda al que habían contratado, se encontraba con la cámara en el trípode y nos observaba muy atento.
Su mano sujetaba un lápiz y la otra un cuaderno, en el que de vez en cuando realizaba un par de rallajos. Luego despegaba su vista del papel y la volvía a mantener en nosotras.

—disculpadme—dijo el tío con su móvil entre las manos—es mi novia

—oh claro—asintió Blair y a mí me entraron unas tremendas ganas de potar—vistamonos y le invitamos a comer algo

—paso—cogí mi mochila y me metí al vestuario.
Justo después Luke volvió con cara de desilusión.

—¿todo bien? —le preguntó Blair

—mi hermana... —luego se calló—da igual, no tengo que contarte mis problemas—ella asintió dándole la razón

—no tienes, pero yo quiero escucharte

—mi hermana no va a clase—confesó entristecido—todos hemos hablado con ella pero no razona y no quiere o no puede contarnos el problema

—déjame a mí hablar con ella, es decir, si tú quieres—se sonrojó.
La tía está era mega retrasada, era obvio que no quiere su ayuda.

—estaría genial

—bueno, adiós—dije saliendo del vestuario molesta

—espera—me gritaron

—¿si?

—me preguntaba si podía hacerte una entrevista, ya sabes, preguntas

—claro que no, trabajas para Blair no para mí, eso tenlo por seguro y cuanto menos sepa de ti, mejor, ahora si me disculpas—me hice paso y caminé a mi camerino

—ni caso, es muy desconfiada—él sonrío a Blair—¿nos vamos?—el periodista guardó las cosas y asintió.

*****

—hola, traje churros—dijo Evan dejando una bolsa marrón en mi mesa

—adiós, largate

—¿ahora que hice? —me miró suplicante.
Por un momento yo le miré concentrandome en el color de sus ojos, no articulé palabra, ni ejecuté movimiento. Solo nos miramos—Triana—me abrazó y entonces me di cuenta que mi lagrimal se encontraba cubierto por una capa de agua salada.

—necesito salir—Le empujé secando las lágrimas que resvalaban una vez tras otra por mis mejillas. Cogí la cajetilla de tabaco y me senté en un sitio cualquiera.

—por favor Triana, suelta el tabaco y mírame a los ojos—yo aparté el cigarrillo de mis labios—¿qué te pasa?—dijo en un susurro

—No sé lo que me pasa, ¿vale?, estoy harta, solo pienso en él y en él, es como si ya nada importase.
No quiero comer, no quiero salir, no quier.... —entonces sus labios encontraron los míos y yo le abracé arrimandole más a mí.
Mis lágrimas cesaron poco a poco y mi pecho dejó de bajar y subir por el sofocón.
Mis piernas se esroscaron en sus caderas y continué sentada así.
Nuestros labios, el momento, todo era perfecto, incluso el lugar, que aún no siendolo, lo era.

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora