ADIÓS

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Luke

—Mónica, van a llegar tarde—Le dijo James por las escaleras.
Quizá yo no le cayera bien (o al menos lo aperantaba bien, que sé yo) pero adoraba a mi hermana y a Arlet.
Las tenía un cariño que parecían tres hermanos que se adoraban.

Los tres nos dirigimos a las escaleras cuando escuchamos pasos.
Mónica venía de brazos cruzados y sin duda algo molesta, y mi hermana venía hipercabreada con unos humos imparables.
No era por subestimar a mi novia, pero sin duda no lo había conseguido.

—cariño

—ahora no—me interrumpió.
Cogió su abrigo y dando un portazo salió por la puerta.

—Naima—Le miré enfadado—¿qué la has dicho?

—en mi defensa diré que estoy enfadada—yo la interrumpí de inmediato

—que va, no tienes defensa

—la he dicho que no era y no sería jamás, parte de nuestra familia y que tú llevabas en los genes lo de dejar tirada a la gente—abrí mucho los ojos

—¿algo más?

—mmm, que me caía mejor tu exnovia—yo giré los ojos y me senté—creo que eso es todo

—Para rematar. Naima Tui, estoy muy enfadado contigo y decepcionado a la vez—ella sonrió

—como si me importara lo más mínimo —dijo.
Se levantó brusca y caminó hacia la puerta

—pues debería—James la hizo sentarse de nuevo—me da igual si la adolescencia te ha picado fuerte, me la suda, me la trae floja, me la repanpinfla... ¿Continuo o lo vas pillando? —ella asintió cansadamente—bien, creo que Luke te a hecho una pregunta. Si no te apetece contárselo le das una respuesta, totalmente amable, diciéndole que no te apetece en estos momentos y lo harás más tarde.
Si quieres contárselo, que es la opción correcta, ahora es el momento.
Yo voy a por mi hermana y tú le cuentas—se levantó de nuevo del sillón

—no eres nadie para mí—él asintió

—soy tu cuñado y te castigaré sin salir. Ya lo hice una vez, pueden ser dos

—¿ya la has castigado? —intervine mirando a ambos

—eso es un tema nuestro e irrelevante—me dijo James y le di la razón.

—vámonos—susurró Naima y James negó

—antes disculpate

—lo siento, Luke—Arlet me abrazó y mi hermana salió por la puerta sin decir nada más.

Mi hermana y mi novia se habían ido, dejándome solo; mi novia por culpa de mi hermana y mi hermana por mi culpa.
Quizá aunque no lo supiera era culpable directo.
No había sido capaz de tratar la personalidad de Naima y canalizarla, de tal forma que sin imponer una solución, la había dejado ir.

—Luke, ¿quieres que te acompañe? —negué

—tú vas al periódico, no tiene ningún sentido que vayas conmigo para luego volver

—a mí no me importa...

—ya lo sé Casandra—la interrumpí—no es el momento, mi hermana pasa de mí y mi novia se ha ido... No sé si volverá, ni cuando—suspiré

—Luke—miramos a la puerta principal—¿puedo pasar? —yo asentí de inmediato cogiéndola el abrigo—siento haberme ido tan repentinamente.
Es una niña debo lidiar con mis rayadas sin meterla a ella.

—amor, no es tú culpa

—ni suya. No es culpa de nadie—yo negué

—sí, es culpa mía—me besó

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora