Desde que te vi

MÍRAME

Triana

Después de dos meses de superación...

El despertador sonó dándome un gran susto. Me levanté y estiré un poco las sabanas.
Me puse mis coloridas y llamativas zapatillas de andar por casa y bajé a desayunar.

—buenos días, princesa —dijo mi primo dándome un beso en la frente.

—te he dicho mil veces que no soy una princesa—él sonrió de forma disimulada y me abrazó con fuerza.

—chicos—se acercó a mí y me dio un beso en la comisura de los labios llevándome junto a él.

—Luke, cielo, pensé que habías ido a trabajar—él negó—he venido a despertarte—me dio la mano y subió las escaleras hasta llegar a nuestra habitación—mira en la mesilla—fui directa pero antes de abrirla tiré al periodista en la cama y lo besé tumbándome encima de él.
Puso sus manos al rededor de mis caderas y las movió de una forma suave pero brusca, no sabía como explicarlo. Yo por el contrario, puse mis manos en su espalda delicadamente y me movía de arriba a abajo de una forma sexy o al menos eso intentaba parecer.
El frote encima de la ropa no tenía desperdicio, pero yo me conocía un mejor tipo de roce.
Continuamos un rato más así. Hasta que me di cuenta de que se le había empalmado.
Me saqué los pantalones del pijama, rápidamente y él hizo lo mismo con su camiseta de manga larga.
Miré su abdomen poco marcado y me lancé a besarlo despacito, dejando chupetoncitos por todo su cuerpo.

—¿sabes qué? —pregunté en un suspiró—te amo, Luke

Él sonrió arruinando el beso y aproveché el momento para quitarme la camiseta y lanzarla al suelo. Quedando sólo en braguitas.

—sabes que antes de ti hubo alguien—me dijo mientras seguíamos besandonos

—pero tengo la certeza de que seré la última—me daba miedo pensar que el periodista podría no estar preparado aún, sobre todo con lo que le había tocado vivir de una forma tan rápida.

Le miré a los ojos y estos expresaban deseo y pasión pero sobre todo me producían cariño y una calma interior que me hacia pensar que aquel chico jamás dejaría de amarme.

Su mano bajó por mi abdomen bien definido hasta llegar al elástico de mi ropa interior inferior.
Vaciló un poco pero yo le di paso arrimandole más a mí.
Sus dedos pasaron por la piel de mi zona rosa pero sin entrar al interior.
Le di un beso en el cuello gemiendo y su mano cruzó hacia dentro.
Primero empezó por un dedo y luego se fueron sumando poco a poco, dándome cada vez más placer.
Me empecé a mover despacio y luego un poco más rápido, mientras nos besabamos al son de nuestros suspiros.
Al principio lo hizo muy mal y no sabía como mover los dedos, pero yo le ayudé. El chaval aprendía rápido.

—por el amor de dios, Luke, fóllame—él sonrió de una forma tímida y sacó sus dedos de mi interior.
Corrió las sábanas cubriendonos en su totalidad y se acercó a mi oreja con la respiración levemente agitada

—nosotros no follamos—susurró—nosotros hacemos el amor

—¿cuál es la diferencia? —pregunté divertida. Y él con una sonrisa calentita me miró.

—dame tu mano—le obedecí sin pensarlo dos veces—no me la sueltes—las entrelazamos apartandolas a un lado. Entonces Luke se apartó un poco a un lado pero no paró de besarme.
Abrió la mesilla y sacó el conocido sobrecito dorado. Comenzó a abrirlo y yo negué.

—¿confías en mí? —él asintió—dámelo—me lo dio con cuidado y me miró expectante.
Yo estuve un rato con el sobrecito en la mano, tratando de abrirlo, pero no era capaz.
No estaba siendo para nada sexy y seguro que Luke andaba arrepintiendose de estar conmigo.
Su mano rozó la mía con suavidad y entre los dos, logramos rasgar el papel y apartarlo del medio.
Lo cogí y él me lo pidió pero yo negué. Quería hacerlo yo.
Jugó de nuevo con el elástico de mis braguitas y al fin se deshizo de ellas al igual que yo primero de sus pantalones y más tarde de sus bóxers.
Miré lo que tenía ante mis ojos y sólo tenía algo que exclamar.