STOP

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Luke

Dónde se metía esta niña.
Era hora de cenar más que pasada y aún no la había visto.

—Mónica cielo, ¿has visto a Naima?

—sí, me a dicho que se iba con Arlet—miré en dirección a la cocina

—yo estoy aquí —dijo la rubia mirándome con sorpresa.

—no, no se ha ido con Arlet, ¿sabes al menos dónde ha ido?

—uuf, que va—suspiré

—joder, Mónica, mira que era fácil vigilar a la niña, de verdad

—quizá te esfuerzas en vigilarla y ella no quiere que nadie lo haga

—aunque no lo parezca es una cría—me levanté bruscamente

—¿a dónde vas?

—a por Triana, ella me ayudará a buscarla

*****

—hombre Luke—saludó la luchadora como si nada

—¿y Naima?

—yo bien, gracias por preocuparte

—lo digo en serio—ella señaló una mesa donde mi hermana se estaba riendo junto a Millan

—no te la irás a llevar ahora—me dijo a modo de súplica—mírala, su sonrisa ocupa toda la cara, ¿alguna vez la habías visto así?

—está bien, además tengo que ayudarte a algo, recuerdas

—a practicar—miró a su primo y llamó su atención—¿eres capaz de cenar sin liarla con Naima? —ambos asintieron—pues tú y yo nos quedamos aquí—señaló una mesa vacía algo separada de los otros dos

—vale, finge que soy Evan. Salúdame

—hola, pesado—yo negué sorprendido

—¿y más amable?

—hola, pringao—uf, esto iba a ser largo y cansado sin duda alguna

—hola, Triana, ¿cómo estás? ¿Recuerdas la promesa?—ella me miró sonriendo y se paró en seco—¿qué pasa? —pregunté

—nada, lo has clavado

—continuemos—suspiré sentandome en el asiento

—para mí eres... Pues eso... Un colega... Ya sabes—y automáticamente dirigió la vista al suelo—no puedo hacerlo, le voy a perder para siempre

—que optimista—asentí irónico

—es la verdad

—no, es tú verdad, la verdad la escriben las personas. La verdad será lo que tú quieras que sea, pero no digas que no puedes. Vuelve a intentarlo

—eres...simpático

—muy bien, ¿y qué más? —ella se levantó

—pidamos algo de comer y sigamos mañana

—a sus ordenes jefa

—hablando de jefas, Marie me ha llamado para que te dé la enhorabuena por las fotos—yo sonreí

—¿y tú no me das la enhorabuena?

—chicos, he venido a recoger a Triana para dar una vuelta—yo miré la procedencia de la voz interruptora. Se encontraba bastante más arriba nuestra, debido a su gran altura

—hola Evan—saludó la luchadora y yo le di la mano para ser amable y educado. Ella me miró como pidiéndome permiso con la mirada.
Quería a Evan y necesitaba ganar confianza con él y ahora era el momento exacto.

Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora