Eran una gran molestia.
¿Acaso podía ser tan arrogante e incluso despreciable un ser humano?
"—¿Seokjin debe comer en la mesa?"
"—¿No puede vivir en el sótano?"
"—No vayas a la sala cuando tengamos visitas allí, ¿Sí?, Gracias."
"—¿Cuando piensas irte?"
—¿Por qué sigues soportando eso?
—Es parte de ser diferente, Jungkook.—el mayor le otorgó una sonrisa mientras se encaminaban hacia su hogar. —Ya me acostumbré.
—¿Taehyung deberá vivir eso?— cuestionó con el ceño fruncido.
—Él vivió todo esto desde hace años, Kook. ¿Creés saber cómo se siente?
—Trato de comprenderlo. Todo esto es nuevo para mí, nunca me permitieron conocer distintas personas.
—Entonces, este es un buen comienzo. —Sonrió. — Oye, ¿Sabes por qué Taehyung no te acompañó hoy?
—La mamá de Namjoon hyung le prohibió irse, dijo que luego hablaría con él.¿Y si lo descubrió?
—Oye, tranquilo. No pongas esa expresión. Nunca te ví así.
—Pero me preocupo por Taehyug ¿Estará bien?
—Namjoon está en casa, no le podrán hacer nada. Calma.
...
—Namjoon. —su madre se acercó a él, quien terminaba su trabajo escolar. —¿Podemos hablar un momento?
—¿De qué?
Sacó de detrás suyo, un esmalte de uñas rosa pastel.
—Lo encontré en la habitación de tus amigos.
Namjoon sintió su rostro palidecer y su boca temblar.
Él sabía hace poco el gusto de Taehyung por pintar sus uñas, y le daba lástima que tenga que estar incómodo en su propia casa por culpa de sus padres.
Pero ahora ¿Cómo arreglaría esto?
...
¿Cuándo empezó todo el lío en su cabeza?
Ah, cuando tenía 15. Era sólo un niño que empezaba a entrar en la adultez, o eso veían los ajenos a la situación que vivía día a día.
Un padre abusivo, quien lo golpeaba le gritaba, lo insultaba. Aprendió a soportarlo todo, a ser fuerte. Pero ¿Por qué ella no? Su madre era frágil, era todo aquello que quería proteger, ella era su mundo y su estabilidad.
Muerte por contusión cerebral y derrame. ¿Acaso ese hombre a quien debía llamar papá, no iba a detenerse hasta arruinar su vida? ¿Iba a destruirlo por completo, lentamente?
Terminó en un hogar que no era suyo, donde la amante de su padre era la señora Jeon, ella era buena. ¿Cómo pudo terminar con un hombre así?
Se sentía protegido junto ella, mientras su padre estaba ausente por días, y en algún momento regresaba a desquitar su ira.
Por unos instantes, sentía que tenía a su madre con él. El conflicto era que Jungkook, el hijo de la señora Jeon, era muy ajeno a ellos.
Se aislaba, no quería ser parte de los abusos también. Quería escaparse y nunca volver.
"—Ahora, ambos deben ser hombres. ¡No sean cómo sus madres! Esas mujeres me daban asco... Ser anormales. Inaceptable."
Aún recuerda esa dolorosa charla que ambos recibieron el mismo día del funeral de la señora Jeon.
Él acabó con las dos...
¿Acaso nunca sería libre? Siempre estaría destrozado... Humillado, escondido.
Jungkook no podía ver el dolor en sus ojos, puesto que nunca cruzaban miradas, en su mayoría esto se debía a Taehyung, quien siempre huía de él.
La primera vez que se sintió realmente a salvo, aún recuerda bien ese momento. Su padre había vuelto con mucha más ira que alguna otra vez. Había sido despedido. Enfurecido, cegado por el alcohol, tomó su botella de whisky vacía y la rompió en la cabeza de su hijo.
Alegaba cosas como "Te mataré" "muere inadaptado" y demás. Incluído el ya conocido "Terminarás como la zorra de tu madre".
Siendo golpeado, humillado y maltratado. La única luz de esperanza que recibió en ese momento, fue Jungkook.
El menor había bajado la escalera, había gritado por él, había luchado, había sido brutalmente golpeado. Todo por el bienestar de Taehyung.
Desde esa noche, le fue imposible reprimir esos sentimientos. Sufría siempre que debía dormir a su lado, cuando comenzaron a comer en la misma mesa. Siempre tenía ese sentimiento de ser... Imperfecto.
Abrió la puerta de su habitación, estaba listo para desayunar. Pero Namjoon junto con la innombrable, estaban parados frente a él. Uno con preocupación y la otra con molestia.
—Debemos hablar.
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Dicen ≥VKook≤
FanfictionTodos decían que eran enemigos. Que se odiaban. Que peleaban. Que no podían siquiera verse. Que estaban juntos por obligación. Decían, pues no sabían la realidad. No sabían que esas miradas iban más allá del odio, y que esos moretones no eran de ira...