—Entonces...¿Si viviste todo eso, por qué no te fuiste?
Había generado confianza en ella, a tal punto que luego de clases se quedaban en el salón a conversar.
Incluso había confiado sus secretos, le había confiado su vida pasada.
—Porque no podía dejar sólo a Jungkook, él sufría por culpa de mi padre, y dejarlo allí sería egoísta. Además, había desarrollado sentimientos que nunca quise aceptar.
Nicole escuchaba atentamente, no necesitaba decir mucho, Taehyung le contaba con total detalle.
—Tenía dos opciones. Huir y salvarme, buscar una nueva vida e iniciar de cero, lejos de la violencia, vivir de verdad. O quedarme y aceptar que siempre tuve sentimientos por él, vivir con miedo y tal vez morir por dentro. Y siempre lo quise tanto que incluso parecía un suicida. Obviamente elegí la segunda opción, y lo volvería a hacer mil veces más.
—Eso, fue lo más hermoso que escuché en mi vida. — Le sonrió con ternura. —¿Y ahora cómo está la situación con él?
—No pasamos mucho tiempo juntos. Realmente nunca lo hicimos. Sólo que, aunque compartamos habitación y durmamos en la misma cama, es siempre lo mismo. Su lado de la cama está frío y cuando abro los ojos, él ya se ha marchado. No tengo idea de a dónde va. Pero vuelve antes de que despierte y no dice ni una palabra el resto del día. Siempre fue algo distante, pero últimamente es peor.
—¿Seokjin ha hablado con él?
—No lo sé, creo que posiblemente hablen cuando yo no estoy.
La chica miró su reloj de muñeca y se sorprendió por la hora.
—¡Son las ocho! Debemos irnos ya.—Sin dejar que su nuevo amigo diga algo más, lo tomó del brazo y lo llevó a rastras hacia la salida.
—Espera, ¿Tú estarás bien si vas sola?
Ella lo observó con incredulidad.
—Yo me preocuparía más por tí. Eres una bolita de arroz.
—Hey, sabes que odio que digan que soy adorable.
—¡Pero lo eres, Taetae! Suéteres pastel, jeans bonitos, de vez en cuando pintas tus uñas. ¡No lo niegues! ¡Veo manchas de esmalte! Incluso usas tus prendas grandes y eso te hace ver más pequeño, tu mochila es celeste pastel y tienes llaveros de gatos en ella. Hasta tus cuadernos y cartuchera tienen pegatinas de gatitos. Eres la ternura en persona, ¡Hasta tus mejillas están rojas ahora!. Ve a casa y cuando llegues me mandas un mensaje. ¡Goodbye!— Levantó la mano mientras corría por el lado contrario al que Taehyung se dirigía.
Suspiró, odiaba estar sólo en la calle, le daba miedo. Aún así, se aferró a su mochila y comenzó a ir rumbo a casa.
...
Seokjin observaba por la ventana, preocupado por el menor.
—¿Puedes dejar de mirar la calle? Asustas a los vecinos.
—Callate Jungkook, estoy preocupado por Tae.
—Hey, él golpea fuerte, sabrá cuidarse.— el mayor lo miró mal.—No te atrevas a echarme la culpa.
—¿Cuando entenderás?— lo observó con decepción.
—No tengo por qué estar con él todo el tiempo, debe estar ocupado con su novia.— Se encogió de hombros.
—¿Celoso porque no tiene tiempo para tí?
—La verdad no me importa.
—Oh, claro.— se burló.
En ese momento, la puerta fue abierta.
—¡Lamento llegar tarde!— se disculpó con seokjin.— Estaba con una amiga y se me pasó la hora.
—Hey, no hay problema. Pero debes escribir un mensaje sí llegarás tarde.— le ofreció una sonrisa.
—Sí Hyung.
—¿Te divertiste?— preguntó con un tono tosco.
—¿Eh?— lo miró confundido, normalmente Jungkook no utilizaba ese tono con él.—Amm...Yo iré a dormir.
—¿No cenarás?
—No Jin Hyung, no tengo hambre.— forzó una sonrisa y se fué a su habitación.
—Eres un idiota.— el mayor miró con desaprobación a su menor.
...
Entró a la habitación que compartía con su ahora pareja - eso quería creer que eran - mientras suspiraba y estiraba su cuello.
—¿Cansado?— preguntó Namjoon con una sonrisa, mientras se acostaba en la cama.
—Ya no puedo lidiar con esos niños.— chilló mientras se acostaba a su lado y se quitaba las zapatillas sin gana alguna.
—Hey, estarán bien. — el de pelo castaño tomó su rostro con ambas manos y plantó un beso en sus suaves labios.
—Me preocupa que se lastimen mutuamente.
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Dicen ≥VKook≤
FanfictionTodos decían que eran enemigos. Que se odiaban. Que peleaban. Que no podían siquiera verse. Que estaban juntos por obligación. Decían, pues no sabían la realidad. No sabían que esas miradas iban más allá del odio, y que esos moretones no eran de ira...