El hermoso joven de apellido Kim, comúnmente llamado Jin, caminaba hacia el salón donde tendría su próxima clase. Le extrañaba el no haberse encontrado con Ho Seok, pues solían darse los buenos días apenas se veían a primera hora; sin embargo, ese día no había visto rastro alguno de uno de sus amigos.
Entró al aula en la que pronto se impartiría su clase de inglés y se ubicó en su asiento, de inmediato examinando el ambiente en busca del joven de risa escandalosa y vibrante.
Ningún resultado.
Luego de observar a los distintos estudiantes que ingresaban, suspiró derrotado y se dispuso a escuchar las instrucciones de la maestra:
—Hola, alumnos. Me alegra estar presente y contar con su asistencia. Para ésta sesión, continuaremos trabajando en el proyecto final.
》Revisé sus borradores y me preocupan ciertos casos. Hay unos buenos, otros regulares y unos excelentes. Entonces, para no dejar atrás a esos que han presentado dificultades, me veo en la tarea de brindarles tutorías para mejorar su rendimiento en pro del proyecto final; no obstante, como son muchos, le pediré el favor a Kim Nam Joon, Manoban Lalisa, Wang Jackson y Tuan Mark, que elijan a uno de los compañeros que mencionaré a continuación para que les colaboren con instrucción.
De esa forma yo puedo aliviar mi grupo para que la explicación no se disperse y los que ustedes escojan gocen también de un óptimo acompañamiento. En otros términos, realizarán lo que yo, pero con una persona.
¿De acuerdo?《
Los presentes se mostraron receptivos, entonces la maestra procedió a enunciar los nombres de los necesitados de apoyos.
Jin bajó su cabeza un tanto avergonzado al oír su nombre dentro la mediana lista de sujetos categorizados por la precavida frase "a mejorar".
Él hacía todo lo posible por arreglar sus errores en la materia, pero la verdad le resultaba muy difícil, las palabras se le escapan de la mente y su lengua se pegaba al intentar la pronunciación.
Cada uno de los catalogados como los mejores empezaron a anunciar cuál de los mencionados se iría con ellos, descartando así personal para la satisfecha docente que a lo mínimo ideó aquello con el fin de no cargarse de trabajo y poder dedicarse a unos cuantos en vez de la totalidad que en verdad requería su ayuda.
—Yo asesoraré a Kim Seok Jin— el susodicho abrió sus ojos cual impacto al detectar el origen de la voz.
—Perfecto, Nam Joon; puedes posicionarte a su lado para que en unos instantes inicies tu tarea como tutor.
El moreno asintió para luego levantarse y ubicarse en el costado izquierdo del joven que ahora le observaba como si aquella situación fuera un sueño, o en su defecto, una pesadilla.
—¿Por qué?— Seok Jin cuestionó sin pensarlo.
—Porque complementaré lo que aprendas del libro que sacaste de la biblioteca— mintió con perfección mientras que por dentro cuidaba no soltar alguna frase que le delatara.
—Ese texto es lo más completo que existe. Me servirá solo eso.
—Sí, es uno de los mejores, pero funciona para quien maneje un nivel intermedio de inglés.
—¿Por qué piensas que no estoy en esa fase?
—Porque de lo contrario no hubieses sido llamado en la lista de los estudiantes "a mejorar" y yo no estaría acá diciéndote esto.
Jin se mordió la lengua y desvió la vista apenado.
—No te preocupes— Nam enseguida concilió golpeándose internamente por el poco tacto con el que dijo lo anterior, —tienes potencial; lo noto. Anhelo que mi ayuda sea satisfactoria para ti.
—Gracias— susurró el Kim de tez clara. —¿Necesitas lapicero? Sacaré unos útiles de mi bolso.
—Un lapicero, por favor; el mío lo rompí anoche por accidente mientras desarrollaba un trabajo de lógica matemática.
Jin sonrió y comenzó a revolver su pequeña cartuchera en busca de un bolígrafo no rosa, pues el implemento era saturado de aquellos útiles coloreados en el lindo y cálido tono "cerdito". El nerviosismo se apoderaba de su ser al no dar con al menos un lápiz negro, no permitiría que su compañero captara la conocida tinta de las cartas; sin embargo, ya Nam Joon había visto el interior del objeto y, suspirando disimuladamente, había pensado en lo tierno que lucía Seok Jin con ese rubor en sus mejillas por no lograr su objetivo.
—¡Aquí!— exclamó por fin el buscador, enseñando un carcomido lapicero azul. —Es lo que tengo.
El moreno sonrió dulce, exhibiendo sus hoyuelos, característica que no pasó por alto para Jin, quien juntó su autocontrol para no gritar de la emoción.
Compartieron una última sonrisa antes de empezar con los trabajos y los respectivos consejos en torno a aquello.
Sin que el otro lo supiera, ambos se sentían en una burbuja cómoda y extrañamente tenue para sus auras. Ni siquiera se fijaban en el paso de los minutos; simplemente se dedicaban a su tarea y de vez en vez paraban para despejar la mente por medio de datos triviales, conociéndose entre sí.
En esas tres horas, Kim Nam Joon se enteró de que Kim Seok Jin era una persona risueña, amante de la cocina y del buen comer, cuyo comportamiento tendía a ser infantil en ocasiones, trayendo consigo carcajadas que más bien se asemejaban al sonido creado por el acto de limpiar un vidrio. Simplemente encantador. Que su color favorito es el rosado y que no le importa lo que opinen en torno a ello, que su mejor amigo era menor que él y que lo cuidaba demasiado. Adorable.
Por otro lado, Kim Seok Jin aprendió más sobre el joven que le enamoraba. Se grabó tanto cosas que ya conocía como otras de las que no estaba enterado, concordó en que el más alto es un ser lleno de liderazgo y excelente comunicador, que le apasiona leer y componer canciones; que el segundo lo realiza en mayor proporción; supo que sus hoyuelos se notaron más con el tiempo, que en una ocasión su madre lo quiso castigar a través del decomiso de los objetos empleados para crear música.
—¿En tu casa o en la mía?— Nam preguntó.
—¿Disculpa?
—Es obvio que debemos reforzar los temas, en especial tú si sueñas ganar la asignatura con una nota espléndida— afirmó con una expresión persuasiva, pero que en verdad en el fondo escondía la intención de pactar la ansiada charla con K, ahora conocido como Jin, quien entrecerró los ojos.
—Después veremos— concluyó el de tez clara. Luego, recogió sus cosas y emprendió camino a la puerta.
—¿Así te vas?
—¿Qué?
—¿Podrías darme tu número de celular? O sea, para estar en contacto y eso, tú sabes, cuestiones académicas.
—Ya… Extiende tu teléfono.
El interesado obedeció y cedió el aparato, en el que fue tecleado el número del otro Kim, quien devolvió la pertenencia al joven.
—Ahí lo tienes. Nos vemos.
—Gracias, Jin; estaremos en comunicación.
El de hombros anchos enseñó una sonrisa por última vez antes de abandonar el aula y dejar en solitario a un Nam Joon más que feliz por conseguir el celular de la persona a la cual tanto le insistió.
Y sí, ese logro se sentía como lo máximo, superaba mil veces sus expectativas.
ESTÁS LEYENDO
Cartas a Nam Joon (Namjin)
FanfictionÚltimo año de escuela. Tan próxima la universidad. Seok Jin tiene dieciocho años, de los cuales, los últimos cinco ha estado enamorado de su compañero: Kim Nam Joon, al cual, desde siempre se limitó a observar desde lejos, apenas cruzando un mínimo...