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Jin y Ho se encontraban sentados en el comedor; el primero disfrutando de su almuerzo y el segundo dándole vueltas a la comida. Jung Kook les acompañaba, pero en sí su atención era dedicada al chico que había llevado a la mesa: Yugyeom.

—¿Problemas con algún proyecto? ¿Estás enfermo? ¿Tiene que ver con Taehyung?— interrogó el Kim a su positivo amigo no tan positivo en ese día.

—No, no, sí.

—Ay, no me digas. ¿Discutieron?

—Ojalá hubiese sido eso, pues sería menos deprimente.

—Me estoy comenzando a preocupar. ¿Qué pasó?

—Pasé en una universidad de segunda categoría en Busan. Tae ganó la beca para estudiar en Japón. ¿Sabes lo que significa?

—Oh, no.

—Oh, sí. Nos vamos a separar. Y no es que me moleste el hecho de que haya ganado dicha oportunidad; es más, me da orgullo presenciar sus logros; no obstante, es inevitable no sentir tristeza por la inminente culminación de lo nuestro.

—¿No lo intentarán a distancia?

—Jinnie, eso no funciona la mayoría de veces. El contacto se pierde progresivamente, cada uno se enfoca en lo suyo y todo termina.

—Apuesto a que no será el caso de ustedes.

—No nos engañemos. Lo factible es terminar, lo cual me duele, porque nuestra relación es reciente, apenas nos confesamos hace poco.

—Lo siento tanto, Hobi.

—Igual procuraremos aprovechar lo que nos queda. Ya le pedí que fuera mi pareja para el baile de graduación.

—¡Cierto! Eso está muy cerca y aún no he alquilado un traje.

—Una vez mencionaste que tu papá es muy refinado, a lo mínimo él te presta alguno.

—No me gustan sus trajes.

—¿Ya Nam Joon te invitó?

—No, pero supongo que lo hará. Más le vale.

—Te lo dirá pronto. Conozco a mi gente, y puedo afirmar que Joonie está muy esperanzado contigo.

—Ya me lo ha aclarado con anterioridad.

—Es decir que… ¿¡Son novios!?

Jin tapó con brusquedad  la boca de su amigo; sin embargo, Kook había escuchado, de modo que se volteó inquisitivo hacia el de hombros anchos. —¿Quiénes son pareja, hyung?

—Nadie, Kookie.

—¿Qué me ocultas?— entrecerró los ojos, dándole una apariencia adorable en su vago intento de parecer rudo.

—Tranquilo, pequeño; al rato te cuento.

—Quiero enterarme ahora.

—Después.

—Yugyeom, debo charlar con mi casi papá; luego te llamo, ¿sí?

El chico asintió antes de coger sus cosas y dirigirse a la mesa de su grupo.

—Ahora sí— sentenció el menor, —confíesate.

—¿Por qué no me respetas?

—Lo hago a mi manera. No cambies el tema.

—Está bien, acérquense.

Ho y Kook se pegaron al cuerpo del mayor, uno a cada extremo con el oído dispuesto a recibir la información.

Cartas a Nam Joon (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora