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Las semanas restantes se consumieron entre entregas finales y preparativos de grado. En un pestañear ya se enfrentaban a su último día de clases antes de pensar en la nueva vida de universidad.

—¿Entonces te vas a Busan?— preguntó Jin a su conocido amigo siempre alegre.

—Sí, el próximo mes dejo la ciudad— Ho Seok se veía desilusionado a pesar de poseer una oportunidad de estudio. Sin duda, lo de Taehyung no le daba los mejores ánimos.

—Te voy a extrañar tanto.

—Y yo a ti, Jinnie. Ojalá me hubiera atrevido a hablarte desde hace rato.

—No actuaste a tiempo para gozar de más Worldwide Handsome.

—¿De más qué?

—¿Enserio no lo entiendes?

Jung se disponía a responder cuando un delgado cuerpo se abalanzó sobre Jin, guindándose de él.

Pronto, el de anchos hombros se percató de una repentina humedad en su costado izquierdo, por lo que alzó el rostro del pequeño.

—¿Kook, qué sucede?

Jeon lagrimeaba sin cesar mientras luchaba contra las anchas manos de su hyung por volverse a esconderse en su regazo. Ho Seok tampoco entendía nada, o al menos así era hasta que el menor soltó una frase lastimera:

—No quiero que me abandones, Jinnie.

—Ya hablamos de esto, nene. Al igual que tú, no me emociona la idea de separarnos, pero obvio es necesario; sabíamos que éste día llegaría.

—Sí, pero nunca me preparé. Eres el único verdadero amigo que tengo.

—Te recuerdo que no saldré de la ciudad, pues accedí a una universidad acá.

—Lo sé, pero eso no quita que ya no nos veremos como antes. Apuesto lo que sea a que no me visitarás ni cuidarás de mí porque el estudio te absorberá al punto de encerrarte en una burbuja.

—Eso no es cierto.

—Dichoso es el tonto de Nam Joon que sí te verá así sea que no estudien lo mismo. El hecho de estar en el mismo plantel permite muchas cosas.

—Jung Kook, ya para, por favor. No pienses en lo malo, yo jamás te abandonaré.

—Eso dices ahora.

—De verdad me duele dejarlos a los dos— se refirió a Ho y al pequeño. —Bueno, viéndolo bien, Hobi es el que nos abandona.

—Pasé a ser el malo— el susodicho rió.

—Siempre lo fuiste— el de dientes saltones le observó con malicia.

—¿Por qué se supone, niño?— le retó.

—Porque intentaste quitarme a Jin.

—¿Qué pensarías si te confesara que él me quiere más a mí?

—¡Mentira! Yo soy como su hermano menor.

—También es como mi hermano.

—Claro que no. ¿Alguna vez te preparó la comida?

—Ya perdí la cuenta de ello.

—¿Ah sí? ¿Y qué hay de videojuegos? Jin y yo siempre nos desafiamos y pasamos ratos agradables.

—Con tan solo notificarte que ya toqué toda su colección de Mario.

Jung Kook soltó un grito ahogado notablemente ofendido por tal revelación. Le parecía una falta de respeto que aquel sujeto que apenas hace unos meses se acercó a su amado hyung, haya obtenido tal privilegio.

—¡Injusticia!— exclamó el pequeño para darle paso a una divertida discusión entre él y el joven sonriente. Discusión que Jin disfrutaba mientras se mensajeaba a través del celular con su novio, quien gozaba de sus últimos minutos en su condición de mero estudiante.

Sus dos amigos continuaban discutiendo entre risas, un bullicio se empezó a escuchar por el establecimiento, los estudiantes se hacían escuchar ante la inminente culminación del período académico.

Jin se fijó en el reloj amarrado a su muñeca.

Diez segundos para que ese ciclo se acabara. Los alumnos comenzaron la cuenta regresiva.

—¡Diez!

Jamás se arrepentirá de prestar su compañía a Kook y ser como un hermano para él.

—¡Nueve!

Cada momento de su formación, a pesar de que estuvo solo en la gran mayoría, lo atesorará por siempre.

—¡Ocho!

Jae Hwan jamás dejará de ser uno de sus grandes amigos.

—¡Siete!

Tenía temor por lo que aguardaba en la universidad. Sí.

—¡Seis!

Amó y siempre adorará de escribir cartas.

—¡Cinco!

Sin duda, extrañaría a Hobi, su nueva y magnífica amistad.

—¡Cuatro!

De ahora en adelante se arriesgaría más. No hay nada qué temer.

—¡Tres!

El futuro es incierto, pero extrañamente le emociona.

—¡Dos!

Kim Nam Joon caminaba hacia Jin, ambos sonriéndose, comunicándose sin necesidad de  palabras.

—¡Uno!

La pareja se abrazó, sellando el logro de una meta, la cual se vio confirmada tras el estruendoso alarido de emoción que las masas de estudiantes emitían.

—Creo que es hora de dejar los uniformes de lado— comentó el de tez clara.

—¿De verdad estás preparado para la universidad?— su novio cuestionó juguetón.

—No lo sé.

—Sea como sea, sabes que iremos a la misma así que no te librarás tan fácil de mí.

—Debería estar feliz, ¿no?

—Deberías estar honrado, más bien.

—Eres un tonto, Nam.

—Aún así te enamoraste de lo que soy— le apretó más contra su cuerpo.

—Te quiero, Joon.

—Te quiero más, Jinnie.


Cartas a Nam Joon (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora