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Jin no tuvo que pensarlo dos veces antes de darle un no rotundo a la invitación de Nam; sin embargo, no se lo comunicó expresamente mediante una carta, por el contrario, le indicó que lo pensaría. La verdad era que faltaría al evento, en su lugar, iría a la casa de Jung Kook, quien le insistió por su visita.

—¡Quiero postre de tres leches, hyung!— había exclamado el chico de dientes saltones mientras le dirigía a su hogar.

—Nada de postres.

—Por favor, hyung, no seas malito.

—Pareces un bebé.

—Soy tu bebé Kookie.

El mayor rodó los ojos para luego mostrar una sonrisa de complicidad. No podía negarse a la adorable petición formulada por su pequeño amigo.

—Lo haré pero poquito— aseguró el de hombros anchos.

—¡Sí!— festejó el menor. —Ahora, ¿me contarás cómo te va con el idiota?

—Digamos que bien. Hemos estado charlando éstas semanas, conociéndonos más. Imagínate que es rapero, concursa en festivales y tiene nombre artístico.

—¿Cuál?

—Rap Monster.

—Qué original— soltó con sarcasmo.

—No seas así. Además, no volvió a insistirme con encontrarnos, o así fue hasta hoy cuando me invitó a una de esas competencias de rap, de paso comentándome que las cartas le abrumaban en ocasiones.

—Y no vas a ir, ¿cierto?

—Obvio no iré, pero me preocupa que nuestro contacto se rompa debido a mi miedo a darle la cara.

—Si ese tonto está dispuesto a conocerte como tanto predica en sus respuestas, entonces será capaz de seguirte el paso, a tus tiempos. Por otro lado, es tu deber ir llenándote de confianza porque tampoco lo tendrás en la incógnita hasta el final del año escolar. Es un trabajo por parte de ambos.

—Me sorprende la madurez con la que manejas esto.

—A mí también.

Ambos sonrieron antes de echar a correr por la acera, esto último gracias a las repentinas gotas que empezaron a caer del cielo, formando en menos de dos minutos un aguacero que los capturó a los dos, empapando sus cuerpos en totalidad.

Al llegar con la respiración agitada al hogar de Jeon, se dieron de frente con el ambiente sumamente cálido  que albergaba el interior del lugar; entonces Seok Jin supo con convicción que se iba a enfermar, no sólo por haber corrido durante un rato bajo la lluvia sino también por el cambio tan abrupto de temperatura al que se sometió.

Jung Kook le ofreció un cambio de ropa, el cual aceptó junto a una ducha con agua tibia; acto seguido, dejó al más joven haciendo tarea en el cuarto mientras él marchaba hacia la cocina, en la que, con previo permiso, comenzó a sacar los ingredientes necesarios para la cena y el postre.

Cuando estuvo a punto de encender la estufa su celular vibró en señal de una nueva notificación.

Nuevo mensaje de Jung Ho Seok.

Sí, al final lo agendó.

"Hola, deseo que estés muy bien.

Te escribo para invitarte al recital de rap que habrá el sábado en el parque que queda a dos cuadras de donde estudiamos.

Ojalá vayas y me apoyes. Participaré bajo el nombre J Hope.

Porfi, confírmame tu asistencia."

Jin suspiró, lamentando la negación inminente y la posible decepción de aquel chico ante ella, pero ya tenía sus razones para no aceptar.

Respondió:

"Hola, Ho Seok. Lo siento, no creo que pueda, debo cuidar a mi hermano menor.

Te agradezco mucho que me hayas tenido en cuenta. Te prometo mi asistencia para una próxima vez."

Vale, mintió; aunque Kook sí podría contar como su hermano y no es nada falso el hecho de que lo cuida la mayoría del tiempo, ya que los padres del menor se la pasan viajando gracias a sus trabajos.

Su celular volvió a vibrar.

"Oh :(

Comprendo, no hay problema.

Ésta vez no será, pero me tranquiliza que te comprometiste para la próxima. Eso me pone feliz.

Saludos a tu hermanito."

Jin respiró con calma. Se salvó, por el momento; no obstante tenía que prepararse para la ocasión que se presentará en un tiempo.

—¿Y la comida?— se asomó Jeon.

—Todavía no empiezo. Apenas vine hace un rato, no soy Flash.

—Ojalá lo fueras; me muero de hambre.

—Ve a continuar con tu tarea.

—No eres mi papá.

—Entonces no poseo la obligación de estar aquí— soltó una bolsa de tomates en ademán de largarse.

—¡No, no, no! Quédate. Me refería a que más que un papá, te comportas como mi hermano mayor.

—Cómo no.

—Hyung, lo adoro. Al menos aliménteme antes de irse.

El susodicho río con ganas para luego abrazar al pequeño.

—Sabes que sería incapaz de dejarte con el estómago vacío.

—Usted es el mejor.

—Lo sé.

Aquella noche, los dos jóvenes cenaron disfrutando de la compañía de ambos; de la misma manera, deleitaron el paladar con el delicioso postre realizado por Seok.

A pesar de que Kook convenció a su hyung para que pasara la noche ahí y no se  enfrentara al clima gélido del exterior,  el mayor se enfermó tal y como lo imaginó, de modo que tuvo que faltar tres días a clase.

Tres días en los que todos trabajaron arduamente fuera del salón de clases en pro de la organización de la fiesta institucional que se acercaba; cada uno yendo de aquí a allá por el establecimiento educativo, sin obtener el mínimo minuto de compartir en el aula.

Tres días en los que Nam Joon se sorprendió por no recibir ni una carta por más que el mandó varias, las cuales retiraba al encontrarlas intactas.

Tres días en los que la ausencia de los textos le daba vueltas a su mente, sospechando que la persona tras los escritos se había arrepentido.

Tres días en los que Nam se obligó a sentirse relajado (aunque en el fondo no fuese así) porque había logrado librarse del ser no identificado.

Tres días en los que realmente extrañó hablar con esa persona que, a pesar de que él no le conocía, lograba hacerle sentir cómodo, al punto de charlar sin tapujos, sin ninguna presión.

Tres días en los que se dio cuenta que sí le gustaba recibir aquellas cartas.

Cartas a Nam Joon (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora