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—Jinnie…

—Es la quinta vez que dices mi nombre. ¿Para qué me has llamado?— Jin reclamaba a Ho Seok, quien sostenía su rostro con sus manos mientras un puchero adornaba su expresión.

—No me vayas a matar, por favor.

—Oh, Dios. ¿Qué has hecho?

—Creo que debí llamar a alguien más para que me protegiera en éste momento.

—No te dañaré, a menos que me des un buen motivo.

—¿Qué sucedería si, hipotéticamente, Nam Joon se entera de que tú fuiste el que escribió las cartas?

—¿¡QUÉ!? ¿¡Se lo revelaste!?

Jung se levantó de la silla como alma que lleva el diablo y así quedar fuera del alcance de las manos pertenecientes al joven que le despotricaba con la mirada.

—¡Confíe en ti!— continúo Jin. —Eres un tonto, ¿cómo pudiste?— reclamó ahora lanzando manotazos al aire, buscando que alguno asestara sobre el cuerpo de Ho.

—Te juro por mi amada madre que no era mi intención, él me tendió una trampa y yo caí. Podría afirmarte que él sólo acudió a mí para confirmar sus sospechas; es lo que entendí de todo ese rollo.

—¿Ah? No entiendo, no te excuses.

—Él me pidió que me  quedase un instante y cuando quedamos los dos me preguntó sin tapujos si tú eras el que dejaba las notas en el casillero. Le negué varias veces, pero después cedí ante la más estúpida de las persuasiones. De verdad lo lamento, sabes que no soy de los que echa al agua a sus amigos; perdóname, Jinnie.

—Entonces esa es la razón por la que se acercó tan de repente.

—¿Ya se acercó? Vaya, va con toda.

Seok Jin omitió la pequeña broma y pensó en los mínimos acontecimientos de los días pasados: —Sí, la ocasión en la que estuvimos en la biblioteca, mientras buscabas libros, él llegó de la nada a preguntarme por el texto de inglés, y te aseguro que me guiñó el ojo. En ese momento se me hizo raro, pero ahora lo entiendo. Además, anteayer, se convirtió en mi tutor de idioma extranjero y, lo más raro, es que lo hizo por propia voluntad. ¡Ja! Todo tiene su explicación en éste segundo, luego de que me confesaras que abriste tu bocota.

—¡Ya dije que fue un accidente!— se escudó bajo una faceta adorable.

—Te entendí, Hobi. Gracias por tu sinceridad.

El de tez clara sonrió; acto seguido sacó su celular y se dirigió hacia la sección de contactos, buscando con insistencia entre los agregados.

—¿Qué piensas llevar a cabo?— le cuestionó Jung con ojos entrecerrados.

—¿No es obvio? Bloquearé a Nam Joon.

—¡No hagas eso!

—¡Sí lo haré! Qué vergüenza estar frente a él cuando siempre traté de esconderme. Es muy raro vernos ya conociendo nuestras identidades después de mensajearnos por manuscrito.

—No seas bobo, afronta la realidad.

—Apuesto que se ha de burlar de mí.

—Conozco perfectamente a ese moreno rompe objetos, y te puedo asegurar que no se reiría a tus espaldas. No es la clase de personas que suele burlarse de los demás.

—No sé qué hacer— Jin se lamentó. Sus hombros recayeron derrotados y su aliento salió en un simple suspiro.

—¿Qué tal si continuas con tu vida normal? Déjale al tiempo y al destino el futuro de esa extraña relación entre tú y Nam. Si las cosas deben darse, lo harán; si no conviene, entonces no. 

—Gracias, Hobi— agradeció el Seok mayor, recibiendo el abrazo acogedor de su amigo.

🖎❤✍

Buscaba a aquel chico de labios voluminosos, cabello ordenado con pulcritud y piel delicada; sin embargo, por más que caminaba no lograba dar con el motivo de su búsqueda.

Probaría indagando con el bailarín de su grupo.

—Tae— llamó a su amigo, el cual le enseñó su particular sonrisa geométrica; —¿sabes dónde está Ho Seok? Necesito pedirle razón de alguien.

—Hasta hace unos minutos lo vi en el salón de música con Yoon Gi y Jimin. Apresurate si deseas encontrarlo.

—Muchas gracias.

Corrió hacia el aula indicada por el castaño; sin embargo, al abrir la puerta no dio con el joven sonriente, en cambio, se topó con un entregado Min besando con ferocidad a un sonrojado Park, los cuales se separaron con rapidez al notar al estupefacto Kim.

—Haré como si no hubiese visto esto— comentó Nam.

—Por favor— suplicó el de mejillas apretables.

—Ya largo, RapMon— Yoon movió su mano para echarle como si de un perro se tratase.

Joon se devolvió por el mismo camino, realizando hasta lo imposible por borrar la imagen de sus amigos comiéndose la boca, aunque en parte se alegraba de que por fin los sentimientos del chico pálido están siendo correspondidos.

Paso por paso analizó lo presenciado y se imaginó en esas con Jin, entonces el calor invadió su cara; no obstante, fue una sensación pasajera, pues una persona con rasgos conocidos se encaminaba a la salida del establecimiento educativo.

No dudó en seguirle.

—¡Seok Jin!— exclamó.

El susodicho volteó, pero con las mismas aceleró su ritmo, cosa que notó el Kim que le perseguía, quien de igual modo corrió tras de él hasta tomarle por uno de los brazos.

—¿A dónde vas con tanta prisa?— preguntó el moreno.

—Necesito hacer unos mandados.

—¿Podemos charlar unos minutos?

—No; quiero decir, no ahora.

—Entiendo. En ese caso te comunicaré una parte de la conversación que pensaba. Voy a participar en un recital de rap el sábado; preparé una composición en inglés y la mostraré. Me gustaría que la escucharas, por lo que quería invitarte. ¿Qué opinas?

Jin primero optó por negarse, pero sus planes tomaron otro rumbo y terminó por aceptar.

—Vale. Después me pasas la dirección y hora— procuró sonar desconocido a los detalles.

—Como digas— le siguió la corriente, riendo por dentro.

—Entonces nos vemos mañana.

—Claro, que pases un excelente resto de tarde.

Mientras veía a Seok Jin alejarse, Kim Nam Joon fortaleció dos ideas a desarrollar:

1) Luego del recital, le confesaría a aquel joven su conocimiento sobre las cartas y su identidad.

2) No le permitiría escabullirse después de ello.

Cartas a Nam Joon (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora