|Capítulo 06|

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Había transcurrido aproximadamente una hora cuando decidí empezar a caminar en dirección hacia no se sabe donde, me desesperé al ver que nadie salía de la iglesia y tenía suficiente orgullo como para no volver a entrar allí

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Había transcurrido aproximadamente una hora cuando decidí empezar a caminar en dirección hacia no se sabe donde, me desesperé al ver que nadie salía de la iglesia y tenía suficiente orgullo como para no volver a entrar allí. Decidí que debía llegar a casa por mi propia cuenta aunque justo ahora tenía el presentimiento de que había sido una mala idea caminar sola de noche por una carretera desconocida.

Trataba de tranquilizarme inhalando y exhalando seguidas veces, debía haber una manera de cómo llegar a casa, al principio tuve la brillante idea de llamar un taxi y enviarle mi ubicación, pero cuando saqué el teléfono de mi bolsillo estaba descargado, la suerte no estaba de mi lado esta noche.

Todo empeoró cuando varias gotas de agua aterrizaron sobre mi rostro.

—No puede ser... —Chillé en voz baja.

Iba a comenzar a llover y ni siquiera sabía donde estaba, no habían casas cercanas, ni siquiera un auto había pasado por la carretera en lo que llevaba caminando, era un lugar aterrador y solitario. La lluvia comenzó a caer con mayor ímpetu, viéndome en la obligación de quitarme la chaqueta para colocarla encima de mi cabeza cuál sombrilla.

Seguí caminado hacia delante sin tener una remota idea de hacia donde mi dirigía. Como si la situación no pudiese empeorar más, las luces de un auto empezaron aparecer en medio de la carretera y se dirigía hacia mi dirección.

—Esto no puede ser verdad...

Me di la vuelta con rapidez tratando de caminar en dirección contraria pero la persona dentro del auto tocó el claxon haciéndome entender que quería que me detuviese, pero no lo hice. La lluvia ya estaba empapando toda mi ropa y lo ultimo que quería era ser asesinada por un maniático en medio de una carretera abandonada.

El carro aceleró su velocidad logrando alcanzarme, sentí mi corazón latir a mil por hora, iba a morir esta noche, estaba segura. El individuo bajo la ventanilla del copiloto, pero yo estaba negada a mirar, volvió a tocar el claxon y fue allí cuando me exalté, posé la mirada con rapidez en la ventanilla del auto y mis ojos lograron reconocer aquel rostro angelical que había visto unas horas antes.

Azriel.

Detuve mi paso inmediatamente y me sentí la persona más estupida del mundo, estaba huyendo de él, escuché que tocaba el claxon del auto seguidas veces y ni siquiera me detuve a mirar de quien se trataba, sentía tanta vergüenza.

—Entra o tendrás un resfriado mañana. —Exclamó esbozando una pequeña sonrisa acompañada por esos hermosos hoyuelos.

Entré al asiento del copiloto con las mejillas enrojecidas, un rico olor a perfume masculino invadió mis fosas nasales, haciéndome respirar profundo, aparte de guapo este hombre tenía un olor hechizante, me coloqué el cinturón de seguridad y fijé la mirada en su rostro sintiendo un ataque de mariposas atómicas en mi estomago.

Descubriendo el amor © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora