Malfoy y Lestrange

Déjame protegerte

Déjame protegerte

El corazón de Lyra se encogió ante la escena.

Se encontraba en la enfermería oprimiendo la mano del inconsciente platinado en busca de fortaleza. Pese a sus esfuerzos la frase: "¡Asesinato en el baño!", se repetía sin parar en su cabeza, era como si la fantasma aún continuara gritando.

Para ese punto las heridas de su hermano pudieron haberse cerrado, pero para ella era claro que ese año dejaría una cicatriz profunda en el corazón de los chicos Malfoy. La slytherin había sido testigo de cómo la famosa misión estaba destruyendo poco a poco a su hermano. Ahora él tenía profundas ojeras, había dejado de practicar quidditch y tenía poco interés en sus funciones de prefecto.

La muchacha apretaba los ojos cerrados con fuerza para detener las posibles lágrimas, cuando se sobresaltó al sentir una mano en su hombro, giró y se encontró con los ojos azules de Theodore Nott.

—¿Cómo está? —preguntó sereno dirigiéndole a la chica una mirada de preocupación, mientras se apoyaba suavemente en la cama

—Lo último que dijo Snape fue que despertaría pronto, pero aún no sucede.

—Pasará antes de lo que crees.

—Cada segundo que está inconsciente tengo más deseos de estrangular a Potter con mis propias manos, mínimo debió ser expulsado o enviado a Azkaban.

—Él juega con diferentes reglas.

—Si cualquiera de nosotros hubiera hecho algo así, otra sería la historia, hasta me imagino la frase en la primera plana de El Profeta: "La siguiente generación de mortifagos desatan el terror en Hogwarts."

—Es lo más probable, lo que ahora me preocupa es que no te has movido desde lo que pasó.

—Tampoco pienso hacerlo.

—¿Cómo convenciste a Madame Pomfrey para que te dejara quedarte aquí?

—Le dije que no me movería así le quitara todos los puntos a slytherin y cuando amenazó con expulsarme le respondí que con gusto me iría en el mismo tren en el que se vaya Harry Potter.

—Parece que funcionó. Ahora es momento de cenar, ven conmigo —al ver que la chica no hizo ningún movimiento, tragó saliva y bajando ligeramente el tono, añadió —Prometo que no demoraremos.

—No lo dejaré solo, Theo.

—Si se entera que no comiste, se enojará cuando despierte.

—Estará de peor humor si te ve aquí, dudo que si quiera me tolere a mí cuando reaccione, no le gustará que lo vean así.

—¿Por eso te deshaces de todos los que vienen? Pansy me contó como la echaste.

—No tenía nada que hacer aquí, no soporto como siempre trata de ser zalamera conmigo.

—Debo admitir que prefiero encontrarte sola, no he venido más seguido porque tenía miedo de llegar y ver a alguien más aquí.

—A diferencia tuya, él respeta cuando le digo que necesito estar a solas con mi hermano.

—No necesitas a un chico que te obedezca en todo.

—Tienes razón, para eso te tengo a ti.

—Eso dolió.

—La verdad siempre tiene ese efecto. Si me dejas decirlo, me alegra que vinieras solo.

—Sé que su presencia te incomoda, no quería hacer todo más difícil para ti.