La nueva casa

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La nueva casa

A pesar de que sus últimos recuerdos la trasladaban al suelo de la entrada de la habitación, se había despertado en la cama.

Una vez consciente, abrió el dosel para notar que un brillante sol iluminaba el dormitorio. Se detuvo para apreciar sus detalles, todo era ostentoso, desde la chimenea, al otro extremo de la habitación, hasta el candelabro en el techo.

Se percató de la existencia de otra puerta, la cual llevaba a un baño, entró allí se cambió con rapidez y se lavó la cara.

Salió y siguió el camino que había tomado a su llegada, notó que había varios cuadros en las paredes bajo una gruesa capa de polvo.

En el abrumador silencio, escuchó un sonido proveniente de una de las puertas, al abrirla encontró una escalera, bajó los escalones y fue en búsqueda de la fuente del ruido. Siguió por un largo pasillo donde colgaban cabezas de elfos domésticos en la pared y llegó a una habitación que parecía ser la cocina, donde se encontraba Rabastan.

Sin detener su búsqueda, el hombre dijo con seriedad —A sí que ya decidiste levantarte, te perdiste el desayuno.

—Sigo sin tener hambre.

—Tampoco te ofrecí comida.

La muchacha rodó los ojos —¿Y Rodolphus?

—Tu padre también se perdió el desayuno.

—Necesito un vaso, tengo sed.

—Entonces empieza a buscar.

—Se supone que tú eres él que vivió aquí.

—¿Quieres algo? Hazlo tú misma. No estoy aquí para servirte y para que conste mientras crecía, nunca pisé este lugar.

Lyra bufó y comenzó a abrir los gabinetes, al notar inscripciones doradas en algunos, cuestionó—¿Por qué esto está en francés?

—Dulzura tal vez nadie te lo dijo, pero Lestrange es un apellido francés, tu familia es francesa.

—¿Hablas francés?

—Je ne sais pas, je crois que oui —soltó con sarcasmo y ante la cara de confusión de la chica, agregó —Creo que tú no lo haces.

—Nunca se me dio muy bien ese idioma.

—Y con esa frase nuestros ancestros se acaban de retorcer en sus tumbas.

—¿Estamos en Francia?

—Seguimos en Inglaterra, para ser exactos en Dover, si no me falla la memoria es como a 120 millas de la casa de los Malfoy, una hora y media en escoba.

—La mía lo haría en 30 minutos.

—Linda, estuve en Azkaban muchos años, no estoy al tanto de los últimos modelos. ¿Sabes que no eres la persona con más dinero en esta habitación?

—¿Sabes que puedes ayudarme a encontrar lo que busco?

—Lo siento; eso no está en mis planes. Por cierto, muchas criaturas decidieron vivir aquí, intenta que ninguna te mate, sería patético.

Lyra estaba por replicar cuando una figura salió de uno de los gabinetes y comenzó a transformarse, la joven retrocedió unos pasos, mientras el boggart comenzaba a tomar una forma muy parecida a la suya, pero en un estilo más tenebroso.

Para su sorpresa, Rabastan se interpuso entre ellos, a pesar de su altura pudo ver como la criatura cambiaba nuevamente convirtiéndose en un dementor, el rubio movió su varita y el ser regresó a su escondite.

Malfoy y LestrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora