Malfoy y Lestrange

Consecuencias

Consecuencias

Un fuerte latido.

La sombra de alguien apareciéndose.

—¿Qué le hicieron a mi hija? —bramó el recién llegado.

Una palpitación en la cabeza la obligó a cerrar los ojos. El aire comenzó a sentirse más pesado, mientras un escozor se iniciaba en su antebrazo izquierdo.

Lyra abrió los ojos con lentitud adaptándose a la luz, miró con extrañeza la escena y al ver el cabello de Lucius Malfoy, soltó —¿Papá?

El ambiente se quedó en silencio.

La joven se interpuso entre los hombres y ante la cara desencajada del platinado, preguntó —¿Por qué me miras como si no me conocieras?

—Al parecer, alguien ya volvió —afirmó Rabastan tras un suspiro de alivio.

Lyra giró un poco para ver a Rodolphus —¿Qué pas... — fue incapaz de decir más, pues una oleada de recuerdos inundó su cabeza al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas.

Miró a Lucius negando con desesperación.

—Yo no ... yo no ... te juro que nunca ... tenía miedo ... yo solo ...

Su llanto se intensificó cuando el platinado la abrazó con fuerza —Esta bien, te prometo que todo estará bien.

La joven temblaba y parecía ahogarse por las abundantes lágrimas que caían por sus párpados.

—Respira, Lyra, despacio. Siente mi respiración, respira conmigo.

—¿Papá, crees que soy un caso perdido? —cuestionó con la voz rota ocultando su rostro en el pecho del platinado.

—Por supuesto que no.

—Debe haber algo malo en mí ¿no es así? Debo estar rota o algo peor. Solo soy una bomba que explota y destruye todo a su alrededor.

—Nunca pienses eso de ti misma.

—Pero así es, iba a lastimarlos —insistió tras sorberse la nariz —vi miedo en sus ojos y ni siquiera me detuve.

—Eso ya no importa.

La muchacha se separó ligeramente del platinado viendo la preocupación en su rostro —¿Por qué no me odias? Él es tu hijo, deberías odiarme.

—Ambos son hijos míos y sé que no lo lastimarías a voluntad.

—Siento que los decepcioné, fui mala contigo y mamá.

—Estoy seguro de que ella también te perdonará.

Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas de nuevo —Draco y Theo no lo harán, van a odiarme el resto de sus vidas.

—Desecha esas ideas.

—No lo entiendes. Draco no solo es mi hermano porque un día me sentaste junto a él y me ordenaste que lo llamara así. De un modo u otro, él también me escogió, pude ser una extraña viviendo en su casa, pero no fue así. Lo conozco más que a mí misma, lo mismo podría decirte sobre Theo —bajó los ojos pensando que le había roto el corazón al chico más veces de las que debería estar permitido.

—Prometo que encontraremos una solución juntos, aunque deberás explicarme primero lo que ocurrió.

Rodolphus se aclaró la garganta —Tomó una poción que le puso pausa a sus emociones.

—Antes que te enojes más, mi buen amigo, debo decir que yo fui el responsable.

—Yo la tomé a voluntad, nadie me obligó a hacerlo —confesó la muchacha—Se que estoy en problemas y que me espera el castigo de mi vida, pero antes necesito un favor de tu parte.