Maldiciones

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Maldiciones

Al entrar al salón, la expresión calmada de Lyra se transformó en disgusto.

—¿Qué hace un estúpido gnomo de jardín inmovilizado aquí?

—¿No te gustan? —preguntó el castaño.

—Me parecen una plaga asquerosa.

—Entonces es perfecto para lo que necesitamos —comentó el rubio con una sonrisa.

—Ya es tiempo que aprendas a usar las maldiciones imperdonables.

—Eso no va a pasar.

—No era una sugerencia, dulzura.

—Y lo mío no fue un comentario. No pretendo aprenderlas—replicó guardando su varita.

Rabastan rodó los ojos —Colabora un poco, yo fui el que atrapó al gnomo, no fue competencia, pero era rápido.

—Ya sé todo lo que necesito saber sobre ellas: son tres y si utilizo alguna terminaré en Azkaban de por vida.

—Eso no es del todo cierto —comentó Rodolphus.

—¿Y dónde estuvieron los primeros 14 años de mi vida? ¿En el circo?

El rubio bufó—Ahora estamos aquí. Esta casa no está en todo su esplendor, pero no es una prisión.

—Habla por ti. Yo no puedo salir.

Rodolphus respiró profundamente y continuó—Esta clase de hechizos no son como los otros. Tienes que desear los efectos para que lleguen a todo su potencial.

—El costo no vale el controlar, torturar o matar a alguien.

—¿Y si uso la maldición Imperius con ella?

Lyra llevó su mano al bolsillo. Si bien había llegado al acuerdo de no usar su brazalete durante el entrenamiento, ahora llevaba escondido el envoltorio que le había dado Alice Longbottom en su visita.

—¿Y si mejor te obligo a callarte? —preguntó Rodolphus.

—No creo ser una mala persona, tampoco soy una santa, pero no quiero ir por ahí torturando y matando gente.

—¿Entonces no tienes nada en contra de controlar a alguien? No debería sorprenderme —soltó Rabastan.

—Uno, no necesito magia para eso y dos, no pretendo hacerle nada a ese gnomo.

—¿No lo acabas de llamar plaga asquerosa? —cuestionó su progenitor.

—Hay una gran diferencia entre asco y deseo de muerte.

Cuando el gnomo parecía recobrar el movimiento, un rayo verde hizo que cayera en el suelo, sin gran expresión el rubio respondió a la seria mirada de su hermano —Yo lo atrapé y alguien tenía que hacerlo, me gané ese derecho —miró a la sorprendida joven y afirmó —Vas a tener que aprender a poner otra cara cada vez que algo así suceda.

—¿Por qué hiciste eso?

—Déjame pensar. Estaba aburrido, tú no ibas a hacerlo y soy un mago ¿Qué pasó con la chica que decía que era superior a todos?

—Ser superior no significa que quiera al resto muerto.

—Mejor tómate el resto de la tarde, lo intentaremos mañana. Nosotros tenemos otros asuntos que atender.

—Los cuales incluyen controlar, torturar y matar.

Rabastan afirmó —Eso no puedo negarlo, pero si todo sale bien puede que todo termine.

Malfoy y LestrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora