Cuando todo es oscuro

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Cuando todo es oscuro

El bosque estaba seco y oscuro.

Las ramas la lastimaban, pero Lyra no podía dejar de correr. Estaban cerca, algunos hechizos por poco la habían alcanzado.

Cuando la luz de luna le permitió ver con claridad, se dio cuenta que había llegado a un precipicio y con él, al final del camino. Distinguió una figura con capa negra en el borde y se acercó con cautela.

Al encontrarse a pocos pasos, la persona, que tenía los ojos puestos sobre ella, se quitó la capucha.

La identificó como Bellatrix Lestrange, pero su figura comenzó a transformarse en ella misma, quien manteniendo una sonrisa malvada la apuntó con su varita —Aquí termina todo.

Al prepararse para huir, notó que tras ella se encontraban otras seis figuras bajo capas negras.

Todo acabó por un rayo verde de su propia varita.

Lyra se despertó de un salto, con el corazón acelerado. Ya no estaba en el bosque, ahora se encontraba en esa cama con dosel.

Había sido un sueño. Estaba sudando y las manos le temblaban.

Aún no amanecía.

Sin preocuparse en ponerse los zapatos, la joven, tomó su varita para iluminar el camino y se dirigió al baño. Frente al espejo, se lavó la cara varias veces, intentando calmarse. Sería difícil que lo dijera en voz alta, pero la imagen frente a ella era deplorable, el producto de la mala noche podía notarse con claridad.

El sonido de un golpe seco la hizo dar un salto y se aferró a su varita apuntando a la puerta, su cuerpo estaba alerta.

Se suponía que estaba sola en la casa.

Descalza, salió de la recámara y se dirigió a la fuente del ruido. Cuando estaba por llegar al lugar donde se encontraban las habitaciones de los hermanos, fue empujada con fuerza a la pared.

La gran figura de Rabastan pareció relajarse y bajando su varita, soltó —No tengo tiempo para esto. Has lo que te dé la gana —dicho ello, se alejó y entró con velocidad a la puerta que le correspondía.

Lyra no entendió la situación, pero la escena no ayudó en lo absoluto a calmar sus nervios.

Cuando pensaba regresar, entendió que el lugar de donde había salido Rabastan se trataba de la habitación de su hermano. Lo que resultaba extraño, porque según el rubio, él había dejado de utilizarla, convirtiendo a la biblioteca en su cuarto interino.

La puerta se encontraba abierta y ver su interior por primera vez resultaba demasiado tentador.

Desde la entrada, esta era mucho más grande que la habitación de invitados que ella ocupaba.

Los ojos de Lyra detuvieron su primer análisis, al escuchar la voz seria de su progenitor —¿Qué haces despierta?

La joven identificó al hombre recostado en uno de los muebles que conformaban una especie de sala y sin decir nada, caminó a su encuentro. Con la cercanía descubrió que el castaño tenía una expresión de dolor, que combinaba con la sangre en su ropa y los magullones en su rostro. Lyra se colocó junto a él y cuestionó —¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Una risa sarcástica y maliciosa detuvo cualquier respuesta, la muchacha alzó la vista para toparse con quien creía se llamaba Fenrir Greyback, él mismo que dejó su posición en la pared afirmando con voz áspera —Había escuchado los rumores, pero no creí que fueran ciertos.

Se había acercado tanto, que Lyra hizo una mueca por el olor de sangre, sudor y mugre que emanaba del licántropo.

—Dime Rodolphus ¿Qué hicieron tú y Bellatrix para crear un cuello tan lindo? —cuando acercó su mano a la joven, un rayo rojo producido por la varita del castaño lo arrojó hacia el otro extremo de la pared.

Malfoy y LestrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora