Malfoy y Lestrange

Un nuevo día

Un nuevo día

Con un movimiento involuntario, se sentó en la cama y abrió los ojos. Inhaló profundamente, mirando a su alrededor, adaptando los ojos a la oscuridad.

Alguien la había despertado con magia.

Una pequeña luz apareció iluminando la figura de Rodolphus —Levántate, rápido. Tenemos cosas que hacer.

Volviéndose a acomodar en la cama, Lyra dijo adormilada —No lo creo.

Con un movimiento de varita el castaño le retiró las sábanas —Tiene que ser ahora.

—Pero aún esta oscuro —soltó tras un quejido.

—Llevas varios días encerrada aquí, ya debes haber dormido lo suficiente.

La joven le dirigió una mirada que pondría orgulloso al linaje Malfoy.

—No pierdas tiempo.

—Al menos, podrías irte para que pueda cambiarme en paz.

—Puedes ir vestida así.

Rodolphus se dirigió a la puerta y con un bufido la chica se levantó cogiendo una de las sábanas como abrigo.

Después de un gran bostezo, la afectada encendió la punta de su varita y caminó tras él —Pensé que no podía salir de la casa.

—No lo haremos.

—¿Me dirás a dónde vamos?

—Lo sabrás cuando lleguemos —afirmó girando por uno de los pasillos —¿Cuánto llegaste a explorar?

—No mucho. Aguante a los boggart y a un par de ghouls, pero los doxys fueron demasiado molestos.

—Admito que es algo decepcionante, imaginaba que al menos ya habías curioseado la mayor parte de la casa y sus alrededores.

—Dijiste que no podía salir y que sabrías si lo hacía —reclamó.

—¿Y ni siquiera lo intentaste? —cuestionó tras una risa —Sí, había una barrera para evitar que te fueras, pero a unos 400 pies.

Con indignación se colocó frente a su progenitor —¡Estás diciéndome que llevo semanas encerrada aquí, por nada!

—Tal vez podríamos dejar esta escena para nuestro destino final —concluyó evitando a la chica para doblar por otra esquina.

—Al menos pudiste explicarme las reglas de mi encierro —La joven se cruzó de brazos y al divisar un pasillo sin salida, añadió —No pienso dar un paso más hasta que me digas a dónde vamos.

—Eso no es problema. Ya estamos aquí.

—¿Una pared? ¿Me sacaste de mi cama en medio de la noche por esto? —una enojada Lyra colocó su mano en el muro y al sentir un sonido extraño, comenzó a golpearla con los nudillos —Esta hueca.

Rodolphus analizó la pared, llevó su mano a un punto a la derecha y giró la muñeca como si allí se encontrara una perilla. Lyra oyó un clic seguido por un fuerte sonido metálico que inundó el lugar cuando una especie de pasaje se abrió hacia dentro.

El castaño le indicó con un gesto que lo siguiera, y se internó en el nuevo corredor.

El camino se detuvo en una habitación pequeña, donde su progenitor terminó con el silencio —Hay una especie de red de pasadizos internos por toda la propiedad. No te recomendaría explorarlos, es muy fácil perderse y deben estar llenos de plagas. Ni siquiera yo los conozco bien.