Capítulo XIV: Lobos de Arena

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Capítulo XIV

Lobos de Arena

El brillo de la explosión duró todo su sueño, como una imagen de fondo para todas aquellas escenas por las que había navegado desde hacía tanto tiempo. Primero, la habitación, el pasillo, las ventanas haciéndose añicos, el total abandono del hospital, el teléfono atravesando las puertas corredizas de vidrio; después, la silueta bajo la luz del faro, rodeada de la tormenta de nieve que caía copiosa alrededor del hombre que cargaba algo en el cuello, algo que parecía tan conocido, casi familiar.

Fue hasta ese momento que acabó con el ciclo usual de aquel recuerdo turbio. De pronto se vio a sí mismo en una escuela, rodeado de sus amigos; un carnaval que terminaba en llamas y un museo que le provocaba una inexplicable tristeza.

Despertó justo cuando una pequeña, sentada sobre una alfombra de perfecto césped, le recordaba no tener miedo. Ahogó un sollozo, no recordaría nada de eso al recobrar por completo la conciencia. Él lo sabía; lo lamentaba.

Se levantó y de inmediato tuvo que sostener su sien con la palma de la mano. Todo le daba vueltas y por un momento, no recordó cómo había llegado hasta ese suelo empedrado rodeado de casas rústicas y con el manto de un amanecer rompiendo la oscuridad en el cielo.

Encontró a sus amigos regados a su alrededor y todo lo que había sucedido horas antes llegó a su mente en una vorágine de imágenes que casi lo lleva al suelo de nuevo.

Como si su propio despertar hubiese activado al resto, los sellos se fueron incorporando de a poco mientras gemían confundidos. David, por su parte, ya examinaba el lugar donde hacía poco estaba el orificio entre su mundo y Parac-do; no encontró más que el resto de la calle que descendía según el terreno lo hacía y algunas hojas secas que pasaban flotando debido a una coincidente corriente de aire.

Arezzo había abandonado su cuerpo y sólo el guante derecho, permanecía en su lugar, como de costumbre. Al parecer, al no detectar más peligro, la armadura había vuelto a su forma pasiva; lo mismo había sucedido con el resto de las protecciones.

A juzgar por el naciente amanecer, habían pasado varias horas inconscientes, por lo menos cinco. Hacía un punzante frío, lo sabían así porque eran capaces de sentirlo, cosa que no era muy común, debido a su situación como sellos.

Kira lanzó un agudo grito que trató de disimular inmediatamente con un cambio de tono que resultó cómico para el resto, pero las risas se detuvieron al entender el porqué de la sorpresa. Un gran bulto especialmente negro (incluso notorio en medio de la espesa oscuridad) permanecía inmóvil a pocos centímetros del chico. Era el único parac-to que aún se podía vislumbrar alrededor y David inmediatamente temió lo peor.

Se levantó con mucha precaución, como si evitando hacer ruido estuviese más seguro, y caminó hacia el cuerpo inerte de la bestia, pero mirando alrededor en busca de los demás monstruos.

¿Acaso habían sobrevivido y habían decidido escapar? Descartó esa idea de inmediato. No se imaginaba a los bestiales parac-tos dejar a tan indefensos bocadillos tirados en el piso y salir huyendo debido a un espectáculo de luces, cuando habían destrozado casi medio pueblo intentando atraparlos.

Pero, entonces ¿dónde estaban los demás cuerpos?

Se inclinó ante la petición de Tessa de ser cuidadoso y extendió sus dedos índice y medio hasta alcanzar el cuerpo inmóvil que yacía boca abajo. Casi se va de espaldas cuando, al momento en que hizo contacto con la montaña negruzca, esta se desbarató como si acabara de salir de una hoguera y se esparcía en forma de cenizas siguiendo la dirección del viento.

Focus Lumen 2: Los herederos de Escanón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora