Capitulo 3

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-Eres blanco. –digo sin poder aguantar más aquellas palabras dentro de mi boca.

Su risa invade el despacho ante mis palabras. Había seguido a este tipo al segundo nivel del edificio donde aparentemente hay mas recamaras. Una de ellas un despacho, el mismo sitio donde nos encontramos.

No se demasiado sobre este lugar pero tampoco estoy con ganas de averiguarlo.

Este tipo Ivan parece cualquier cosa menos agradable y sé que no puede traer nada bueno a mi vida.

Su cuerpo de mueve alrededor del escritorio de madera sin decidirse aun por tomar asiento.

Parece calculador y precavido, piensa bien que decir antes de dejarlo salir por esa boca insolente. Y aunque debo admitir que a una pequeña parte de mí su persona le intriga, debo mantenerme alejada.

-¿Tanto te sorprende eso? Entonces eres bastante estúpida si no te has dado cuenta que soy adoptado, obviamente.

¿Acaba de llamarme estúpida? No soy estúpida, simplemente quería estar segura. Ignoro su insulto hacia mi persona ya que puedo ver que él no es nada compasivo y decido hablar.

-¿Qué quieres de mi? Tu padre me permitió ir.

-Bueno pero parece que no te diste cuenta que yo mando aquí.

Cretino engreído, lo tiene todo a sus pies.

-Quiero sabes cómo acabaste aquí y si tu historia no me convence no creo que quieras averiguar lo que hacemos con los espías.

-¿Espía? ¿Te parezco algún tipo de espía? –digo señalando mi ropa de ballet. –Volvía de mis clases de baile, mi profesora cambió su domicilio y aun no estoy familiarizada con el lugar, el transporte, así que tomé el autobús equivocado y debido al cansancio me quedé dormida.

Su mirada inexpresiva y aburrida permanece sobre mi rostro aparentando prestarme atención, pero creo que mi vida no le importa en lo mas mínimo.

-¿Has acabado? –pregunta cansado. –Es una historia tan estúpida y aburrida que me la creo. ¿Pero como acabaste con Mich?

-Unos tipos se metieron conmigo.

-¿Unos tipos de mi territorio?

¿Y yo qué demonios se si son de su territorio? Simplemente fueron unos idiotas y gracias a Michael nada malo me pasó. Estoy muy agradecida con ese chico.

-No lo sé, solo, déjame ir a casa, por favor. Prometo no volver por aquí, no volveré a ser un problema y tendré más cuidado a la hora de tomar mi transporte.

Ivan parece pensárselo antes de asentir apoyando sus nalgas contra el escritorio. Bendito mueble, que suerte tiene.

-Bien, te llevaré a tu casa. –dice haciendo que mi corazón bombee con fuerza de felicidad. –Pero antes necesito que hagas algo por mí.

-¿Yo?

-Sí. Dijiste que bailas, además esas mallas que llevas están distrayendo toda mi atención. Podrías hacerme un baile privado ya sabes, un estriptis antes de irte.

¿¡Que haga que!? El horror se expande sobre mi rostro ante sus palabras. Bajo ningún concepto voy a quitarme la ropa y quedarme desnuda frente a él, preferiría morir ahora mismo.

Su risa invade el lugar ante mi disgusto por sus palabras y niega con la cabeza antes de tomar las llaves de lo que supongo debe ser su auto.

-Deberías haberte visto la cara. No te ofendas nena pero no eres mi tipo, solo me gusta molestaste, es tremendamente fácil.

¿Qué le pasa a este imbécil? ¿Cómo se atreve a burlarse así de mí? Si no fuese porque es un criminal hubiese estampado mi mano contra su cara.

Ivan hace una seña con sus dedos para que lo siga fuera del despacho. Por fin, va a llevarme a casa y esto será un mal sueño que acabaré olvidando.

Ambos nos dirigimos a la planta baja sin detenernos en la primera. Si, quiero despedirme ya que tanto Mich como Dion y Mónica fueron buenos conmigo. Pero no puedo quejarme, estaré fuera de este lugar para siempre sin intención de volver, jamás.

Al abandonar el edificio varias miradas se posam sobre nuestros cuerpos. Todos los presentes saludan a Ivan mientras las mujeres se lo comen con la mirada. Y vaya que si las entiendo, el muchacho es una obra de arte.

En cambio a mi, quierem despedazar cada parte de mi cuerpo al ver que me adentro en el auto junto a él. No se celen señoras, es todo para vosotras.

El coche se pone en marcha haciendo que mi cuerpo se relaje contra el cuero negro del asiento. Y por primera vez en toda la noche me siento más que a salvo al ver como abandonábamos aquellas calles oscuras y peligrosas.

Doy varias indicaciones a Ivan aunque él no me las ha pedido. ¿Por qué no lo hace? Siquiera sabe donde vivo, pero él sigue conduciendo a ciegas. Y como ignorar la gran velocidad a la que vamos. Quizás es que está impaciente por deshacerse de una vez por todas de mí. Estoy quitando tiempo valioso en su vida de maleante.

Media hora más tarde su auto estaciona cerca de mi casa. Pero lejos de sentir alivio mi boca se seca y todo mi cuerpo tembla al ver las luces policiales frente a la casa. Oh mierda, mamá debe estar muy asustada. No di señales de vida desde que salí de clases.

Apurada quise abandonar el coche pero la mano de Ivan contra mi brazo frena mis actos. Mi rostro gira a él frunciendo el ceño esperando que hable. ¿Qué quiere ahora? ¿No tenía tanta prisa en deshacerse de mí?

-Deberías darme las gracias, ¿no crees?

-¿Por qué?

-Joder, eres muy insolente ¿Cómo que porque?

-Está bien Ivan, ¿Qué quieres?

-Bueno, lo que quería no ibas a dármelo así que...

-Ja y ja muy gracioso. Dime ya, mi madre debe estar muy preocupada y será mejor que vaya entrando en casa.

-Dame un beso.

-¿¡Que? Ni lo sueñes.

Zafo su agarré de mi brazo antes de abandonar el auto y caminar a paso rápido hacia la casa. Pero mis pasos son frenados en el momento que Ivan volve a atraparme y hace que mi cuerpo gire para chocar contra el suyo.

-Eres una mosquita muerta eh.

-Ivan voy a gritar. Ya no estamos en tu maldito territorio, esto es Riverdale y por si no has visto hay una patrulla de policía frente a mi casa.

-Solo uno.

-¿Acaso has escuchado lo que te he dicho? –pregunto histérica ante su ignorancia. –Además tu mismo dijiste que no soy tu tipo así que déjame en paz.

-Solo uno.

-¡Maldita sea! ¿¡Me estas escuchando siquiera!?

Una pequeña sonrisa se asoma a través de sus labios haciéndome saber que una vez mas se está burlando de mi. Maldito idiota, me está tomando el pelo, una y otra vez divirtiéndose a mi costa.

-Suéltame. –gruño molesta consiguiendo apartar su cuerpo para darle la espalda y caminar enfadad a la casa.

-Nos vemos nena. –grita consiguiendo que mi cuerpo gire y le enseño mis dos dedos corazón en su dirección.

-Que te jodan.

Que valiente eres ahora Josy, cuando hace poco te podías haber hecho encima por el miedo de estar junto a aquel hombre.

"Nos vemos nena" ¿Quiero volver a verlo? Volver a ver esos ojos, esos labios, no, por ahí vas mal Josefine.

Claro que no quiero volver a verlo.

¿Verdad?

The Bronx © +18 | Libro #2 | Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora