Capitulo 5

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Ivan sigue frente a mí esperando. ¿Esperando que? Pues su supuesta recompensa como no. Pero si piensa que recibirá algo por mi parte la tiene clara.

Después de atreverse a tirar mis pertenencias a la basura lo que se merece es una buena bofetada sobre su lindo rostro.

Mierda ¿Porque siempre pienso en lo guapo que es este hombre? Su maldita belleza exterior me distrae de lo que verdaderamente es lo importante. Mi odio hacia él. Bueno quizás puede que esté exagerando un poco, no le odio, simplemente no aguanto su forma de ser.

Además de que la sonrisa estúpida sobre su rostro no ayuda a mi déficit de atención.

¿Por qué siempre sonríe? Oh claro, es un prepotente, engreído y narcisista que lo tiene absolutamente todo.

-¿Te comió la lengua el gato o que bebé?

¿El gato? Ojalá tu, no Josy no, por ahí vas mal. Ruedo mis ojos hacia el pasando por su lado esquivando su cuerpo dirigiéndome a la salida de aquel lugar.

Siquiera he tomado dos pasos cuando su gran mano rodea mi brozo haciéndome girar. Mi cuerpo choca con su duro pecho haciéndome jadear por el impacto. Mierda, aquí viene el señor cliché.

-Ivan.

-¿Por qué tan desagradecida? Pensé que te caía bien, al fin de cuenta te salvé del Bronx.

-¿Qué tu me salvaste? -rio sin gracia haciendo que sus cejas se frunzan. -No, quien me salvó fue Michael, no te equivoques.

-La equivocada eres tu Josy.

Mierda, el sabe mi nombre. Oh por supuesto que lo sabe.

-Por si no te diste cuenta aquí nadie mueve un dedo sin que yo me entere o le de permiso y el que lo haga será castigado. -sigue hablando haciéndome sentir que aquellas últimas palabras son solo para mí.

¿Quiere castigarme a caso? Eso suena muy bien.

¿¡Pero que me pasa!?

-Sí, ya me quedó suficientemente claro que son criminales y por ello no quiero tener nada que ver contigo Ivan. ¿No puedes solo aceptarlo? Será como si nunca me hubieses conocido.

-El problema es que si lo hice nena y resulta que despertaste mi interés.

-¿Qué interés es ese? Sobre mi culo blanco como todos los de aquí o...

-Me confundes tanto pequeña. -dice retirando un mechón rubio de mi rostro llevándolo tras mi oreja. - Parecías tan asustada a noche y ahora mírate, vuelves tu sola, me enfrentas y te crees la más valiente del mundo sin pensar que puedo poner una bala entre tus bonitas cejas.

¿Parecía? Estaba más que asustada pero al verlo solo pienso que lo suyo es ladrar. Ivan no da miedo si no abre esa boca llena de demonios.

Si no lo hubiese conocido en estas circunstancias hasta estaría dispuesta a querer saber más sobre él, descubrir como es el verdadero Ivan. Pero así, puedo adivinar qué tipo de persona es él en realidad.

-No vale la pena que te tenga miedo si no volveré a verte.

-¿Eso quieres?

-Por supuesto.

Su cuerpo se separa lentamente del mío señalándome la puerta permitiéndome por fin salir del edificio. El cedió a me petición, no puedo creerlo.

Camino dispuesta a cruzar de nuevo el Bronx, sola, pero la mano de Ivan me frena dirigiéndome de nuevo a su coche. El mismo de la noche anterior, aquel Bugatti Chiron color negro. Y si, se de coches teniendo en cuenta que papá se dedica a ello y es su gran afición.

-Joder Ivan, que raro tu repitiendo con la misma zorrita. -dice uno de los chicos que anteriormente permanecía sentado sobre las escaleras. ¿El se encontraba a noche también?

No, eso no es lo importante, me acaba de llamar zorrita. Cabron, ¿Que se ha creído?

-Es muy buena y gratis.

Quiero matarlo, quiero, pero no puedo hacerlo. Relájate Josy, no volverás a ver a este idiota bipolar. ¿Por qué es tan capullo cuando hay personas presentes? Bueno, mas de lo normal quiero decir.

¿Dije antes que no lo odiaba? Pues sí, ahora tras esas palabras lo hago por tratarme como una prostituta que se puede tirar a su antojo.

Me adentro al auto sin decir palabra cruzándome de brazo. Si, estoy muy disgustada. No puedo creer que aquella mujer latina tan hermosa le haya dado tal educación a este hombre.

Segundos después toma lugar en el asiento del piloto y pone el coche en marcha para alejarse de su mundo. Su maldito mundo al que no quiero pertenecer ni escuchar sobre él nunca más.

-Lo siento, solo ignora lo de antes. -dice sorprendiéndome haciendo que mi cabeza gire con brusquedad hacia él.

¿Esto es de verdad? Acaba de disculparse, lo que yo decía. Bi-Po-Lar.

-¿Qué lo sientes? Vaya Ivan, así que esa palabra existe en tu diccionario. Y no te preocupes te perdono que me hayas dejado de una cualquiera frente a personas que no me importan. Lo que sea, no volveré por ese lugar.

-No te pido que lo entiendas nena, es mi imagen, debo cuidarla.

-Oh entiendo. Debes cuidar una imagen de completo idiota. Para que te respeten hay que destrozar a otras personas segun tu.

-Así funciona el mundo gatita.

-¿Podrías dejar de ponerme motes absurdas? Bebé, nena, gatita, decídete por uno de una vez.

-¿Para qué? Si no volveremos a vernos, ¿o sí?

No pienso siquiera planteármelo. No puedo y no debo volver a verlo, es lo mejor tanto para mí como para él. Por muy guapo que sea yo no necesito personas toxicas a mi lado y claramente Ivan lo es.

-Tienes razón, no volveremos a vernos.

El auto queda en completo silencio el resto del viaje. Ivan no vuelve a hacer ningún comentario estúpido y lo agradezco. Aunque por una parte a veces consigue hacerme gracia su pasotismo.

Pero las cosas deben ser así. No sé nada sobre este hombre, solo su nombre y con ello me vale para no querer tenerlo cerca.

Rectifico, no deber, porque querer si quiero.

El auto frena frente a mi casa y suspiro aliviada al ver que las ventanas siguen cerradas. Eso significa que mamá no volvió. Siempre se encarga de abrir todas las ventanas y dejar paso al aire fresco.

-Pues gracias por traerme y dejar que recuperes mis cosas de entre la basura.

-No te lo tomes a mal.

-¿Qué no me lo tome a mal? Estaban entre la basura Ivan. Ba-su-ra.

-Ya pero...

-Que si, no hace falta que me inventes una excusa. Espero que todo te vaya bien en la vida Ivan y que algún día quizás... puedas ser una persona legal. -digo abriendo la puerta pero su mano vuelve a frenar mi marcha.

No otra vez.

-Deberías despedirte como es debido nena, agradéceme el haberte traído sana y salva a casa.

-Voy a arrepentirme de esto pero bueno, vamos a jugar. Está bien, ¿Qué quieres?

-Lo sabes perfectamente.

No, no lo sé. Su mente es tremendamente enferma y cualquier cosa a la que yo no estoy dispuesta puede estar pasando por esta.

Pero entonces lo recordé.

Un beso.

The Bronx © +18 | Libro #2 | Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora