Capítulo 2.2: Despertar

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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo.



Estando en su forma humana entró al cubil, Jeremy recogió a sus tres cachorros, repentinamente su vestimenta formó un bolsillo similar al de un canguro y lo uso para transportarlos dentro. Luego activo nuevamente el sigilo de [Hijo de la sombra], para moverse sin preocupaciones de ser visto y aun así tuvo cuidado de no toparse con nada peligroso. Jeremy vagó por el bosque siguiendo el camino de aquel mago que asesinó, como tenía su carne en su cuerpo, logró pasar la barrera ilusoria que el otro mago puso y lo hizo sin ser detectado. Llegado al campamento buscó la ubicación de los otros siete trúhanes, dos estaban bebiendo licor en una tienda, dos se encontraban violando a las mujeres que tenían cautivas, uno daba alimentos a las chicas que venderían y los últimos dos esperaban por un compañero que no regresaría.

Jeremy llegó por la espalda del que daba de comer a las prisioneras, estaba retirándose frustrado por no poder usarlas y renegaba por la renuencia de ambas a no complacerlo. Jeremy lo embistió de improvisto arrinconándolo contra la pared, tapándole la boca con su mano izquierda, usó [Fauces letales] con la derecha, transformándola en la cabeza del puma le destrozó la garganta y al terminar de matarlo le apareció la opción para consumirlo. Él pensó en dejarlo para más tarde, así que escondió el cuerpo tras unos barriles de agua, ahora la prioridad era poner en resguardo a sus crías y encargarse del resto de bandidos.

Jeremy entró en sigilo a la cueva donde estaban cautivas la aldeana, la peleadora novata y la maga novata, las encontró vistiendo ropas que resaltaban sus atributos y estaban sucias por su periodo de cautiverio. De las tres pensó en la aldeana para confiarle lo más importante que tenía y se hizo visible ante esa muchacha casi matándola del susto lo cual dio algo de vida a su apagada expresión. Tuvo que hacerle una señal de que guarde silencio, lentamente fue quitándole la mordaza y le tapó la boca con la mano para que no hablara. 


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—Voy a retirar mi mano, no voy a hacerte nada así que no grites por favor. —Le dijo el muchacho intentando parecer apacible, la aldeana le afirmó asintiendo con nerviosismo y él le cortó las amarras que sujetaban sus brazos y piernas a la pared.

—T-Tu eres el otro aldeano... ¿Qué esta...? —La chica estaba confundida sobándose los moretones que tenía por las amarras, pero calló al ver a Jeremy separar la bolsa que se creó en su vestimenta.

—Hablaremos más tarde, por ahora quédate segura aquí y cuida de estos pequeños... No hagas nada más que esperar mi regreso. Voy a ver cómo me encargo de esos bastardos ¿Entiendes? —Le dijo mirándola con seriedad, ella lo miró desconcertada mientras recibía la bolsa con los cachorros y se quedó sentada en el suelo sosteniéndolos sobre sus piernas.

LISMATUS: SENDA DEL HERALDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora