Capítulo 7.3: Preparativos

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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo.

Continente de Aubel

Ciudad de Trinity, Salida Norte.

Azujo del año 1684, Luna Regente Azul


Es de madrugada, la luna azul ha bajado sus tonalidades ocultándose tras las nubes y la luna roja es cada vez menos visible. Por unos fríos caminos áridos, unas siete grandes carretas avanzan con pequeñas linternas al frente que iluminan su andar, tienen lagartos robustos que tiran de ellas y por los costados son escoltados por ocho guardias montados en caballos. Estas carretas no son ordinarias, pues cada una de ellas tiene modificaciones especiales, como barrotes, paredes de gruesa madera y refuerzos metálicos para asegurar que los pasajeros no escapen.


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Dentro de la tercera carreta, se encuentra Axel apoyando su espalda en esa fría pared de madera y a su lado esta Holee quien duerme abrigada por la capa de piel de puma del muchacho. Frente a Axel están dos hombres bebiendo vino mientras discuten algún tema sin importancia, al fondo está un joven hombre de armadura ligera, a simple vista es un humano normal, pero resalta el hecho de que tiene una cabellera plateada muy brillante y ojos de color ámbar.

«No puedo creer que me haya metido en esto, pero si no lo hago Mirtha nunca me perdonará... Al menos me hubiera gustado decirle lo que estoy haciendo, la dejé muy enojada la última vez que nos vimos», pensaba el muchacho acurrucándose contra la pared y recordando eventos de hace unos días.


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Axel nunca hubiera esperado que Lulú se declara culpable en el juicio, segundos después de que aceptara esos crímenes, Axel tuvo que obligar a Mirtha a callar con el aro de esclavitud demoníaca, pues sabe bien que ella hubiera actuado para defender a su amiga y si lo hacía podría ser contraproducente para todos.

Después de que se llevaron a Lulú a las celdas, Axel fue con Mirtha a hablar en privado sobre esta situación, lo hicieron en la habitación de ella pues es el lugar más cercano a la zona de los tribunales de justicia. Durante todo el trayecto no se dirigieron palabra alguna, él no sabía que decir o hacer en esta situación y en el camino pensaba algo que responder, pero no llegaba a una idea clara. Ya en la habitación de la joven maga, cerraron la puerta con seguro y fue ella quien rompió el tenso ambiente con su voz.

—Tienes que hacer algo, tenemos que ayudarla de alguna forma... Estoy segura de que algo más pasó, tú la conoces y sabes que ella es incapaz esos crímenes. —Mirtha estaba enojada, lo expresaba golpeado la pared y la mesa por la impotencia que sentía.

LISMATUS: SENDA DEL HERALDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora