Capítulo 13.3: Supervisores - Verdad del corazón

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Volviendo con las dos amazonas, ambas estaban caminando en paralelo de la otra y se miraban detenidamente apretando sus armas para reaccionar a la primera señal ataque.

«Ambas somos usuarias de mana, nuestras condiciones físicas no están hechas para soportar un combate continuo y debemos tener el mana casi agotado... Pero esa idiota de Amaku tiene un gran problema», pensaba Warawisa ocultando la mano donde sostenía su escudo y en cuya palma iba acumulando una energía morada.

«Ella tiene más opciones ofensivas que yo —viendo el látigo atentamente—, si me atrapa con el látigo estaré en desventaja y si bloquea mi ataque con su escudo quedaré expuesta a sus maldiciones», Amaku analizaba el momento y se preparaba para recibir el primer ataque.

Una estalactita cayó en medio de ambas, siendo esta la señal para comenzar su duelo y fue Warawisa quien comenzó la ofensiva. Ella lanzó [Fuego Amatista] hacia Amaku, sin embargo, su objetivo no era ella, le acertó a una roca atrás de su adversaria, haciendo que la explosión expulsara cúmulos de fuego morado y por los cuales Amaku se vio obligada a usar las tallos entramados a su báculo para defenderse. La ramas de Amaku tenían esas llamas moradas encima, rápidamente las blandió hacia Warawisa intentando darle con ellas, sin embargo, Warawisa lo esquivó tirándose a un lado y golpeando el suelo con su escudo dijo [Pilar Oscuro].

Una sombra comenzó a moverse desde donde el escudo de Warawisa tenía contacto con el suelo, bajo los pies de Amaku se formó un círculo oscuro y creció un pilar de materia negra que la golpeó en la quijada. Amuku volvió a blandir los tallos en llamas que estaban entramos a su báculo, logró impactar el suelo donde Warawisa estaba echada, escucharla gritar por el azote de las ramas en llamas le hizo tomar confianza, sin embargo, Amaku cometió el error de aferrarse al pilar y descubrió que al intentar soltarse estaba pegado a este.

—Eres una idiota, Amaku. [Fuego Amatista] —Exclamó Warawisa tirándole su hechizo.

—No será tan fácil... —Del báculo de Amaku crecieron raíces, las cuales se clavaron en su brazo y generaron ramas con las cuales bloqueó el [Fuego Amatista].

Las ramas crecieron rodeando el [Pilar Oscuro] que tenía pegada a Amaku, ella ordenó que lo estrujaran y tras unos segundos la construcción de energía negra se quebró. Amaku sostenía algo pequeño en su mano, lo tiró con fuerza hacia Warawisa pero esta se percató a tiempo del objeto y rápidamente se movió para alejarse de la zona. Warawisa sabe que Amaku usa semillas para geminar sus plantas, la gran desventaja de estas es que no se mueven de las zonas donde creen, para ello requieren grandes gastos de mana, a los cuales su enemiga no puede sustentarlos actualmente y viendo el sitio donde germinaría la semilla que Amaku lanzó, se sorprendió al darse cuenta que se trataba de solo una roca. Por el inesperado evento Warawisa no pudo esquivar una [Saeta Elemental] de Amaku, el pequeño cumulo de fuego le acertó en el hombro y la tumbó al suelo haciéndola revolcarse para apagar las llamas.

Amaku aprovechó esto para correr hacia Warawisa, la gema en su báculo comenzó a brillar con un intenso color verde y las ramas que componen su arma formaron una punta filosa. Warawisa se movió a tiempo para no ser clavada por el arma de Amaku, usó su látigo de cerca sujetando a Amaku del cuello y la jaló al suelo donde se le subió encima del vientre para comenzar a estrangularla con el mango del látigo. La pobre chica sentía el grueso material aplastando su garganta, se llevó una mano al cuello para abrir el agarre mientras que con la otra no soltaba su báculo y Warawisa vio la oportunidad para levantarla del cuello logrando golpearle la nuca contra el suelo.

—Todo se acaba aquí, estúpida. Traicionaste a nuestra gente cuando te aliaste con esos hombres, no son nada más que bestias en busca de su beneficio... No existe un futuro donde puedas ser feliz y me encargaré de dejártelo muy en claro. —Warawisa se acercó al oído de Amaku para denigrarla con sus palabras.

LISMATUS: SENDA DEL HERALDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora