Capítulo 7.2: Juicio

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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo. 

Continente de Aubel

Ciudad de Trinity, Calle principal.

Azujo del año 1684, Luna Regente Azul



Era casi la mitad de la tarde, una gran multitud de personas se dirigían hacia una la plaza y veían consternados como Lulú era llevada encadenada por dos guardias. La peleadora novata tenía varios moretones en el rostro y cuerpo, sangre seca en su labio roto, su ropa estaba desacomodada, el pómulo derecho reventado e iba cojeando con dolor y dificultad para respirar.


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El par de guardias que la custodiaba, tenían un rostro de renuencia con lo que hacían y podía verse que se sentían mal por los susurros de indignación que escuchaban. Ellos veían resignados al frente, donde estaba un carruaje lujoso con dos figuras masculinas, una regordeta y otra escuálida que conversaban enojados.

—Apúrense en llevarla al juzgado, merece que le corten las manos por levantarlas contra la familia Dauho. —Decía un hombre obeso de traje purpura desde dentro del carruaje, su ropa es como la del típico noble que se cree mejor que todos, con la cabeza calva y brillante, joyas de oro con gemas que lo adornan, lleva en una mano un bastón delgado que apenas soportaría su peso y en la otra un pañuelo con el que se tapaba la nariz, como si todo a su alrededor le apestara.

—¿Por qué demoran tanto? Quiero que condenen a esa delincuente de una buena vez. —Sentado al lado del hombre regordete, estaba un escuálido joven que rondaría los 25 años, su atuendo es ostentoso con un abrigo azul y camisa blanca, resaltaba el hecho de que tenía un brazo envuelto por vendajes y sostenido a su cuello.

Lulú se había metido en un problema muy grave, era escoltada con mucha seguridad ante la mirada atónita de la gente de la ciudad, entre ellos muchos que la conocían y no podían creer los crímenes de los cuales se le acusa.



Para entender qué le pasó, es necesario retroceder algunas horas antes. Como Lulú rechazó la invitación al almuerzo de Axel, ella se dispuso a cumplir las misiones de penalidad que tiene pendientes, estas le fueron impuestas por ausentarse de su gremio en el tiempo que estuvo prisionera y no haber concluido aquellas misiones que pidió. Mirtha también fue castigada con esas misiones de penalidad, pero la astuta maga prefirió pagar con dinero a perder tiempo en esos castigos y Lulú por su parte al querer ahorrar decidió tomar su sanción.

LISMATUS: SENDA DEL HERALDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora