Capitulo 2

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El fin de semana se fue volando. Los agentes que me contrataron como guía para la exposición de "Renaissance Valley" no me llamaron para presentarme ese día. En ese momento no le tomé importancia, lo más seguro era que al próximo fin de semana lo hicieran, así que, estaba en un pequeño periodo vacacional.

Era un lunes por la mañana. Decidí sacar a pasear a Charly a un pequeño parque no muy lejos de mi edificio. Fue en ese momento en el que me dí cuenta de que Aaren tenía razón: no tenía nada de ropa "casual" por así decirlo, obviamente no iba a salir en tacones a un parque, pero, por suerte, encontré un par de tenis de deporte (si, los que Aaren llamó "horribles") que probablemente usé en mis últimos meses de universidad; estaban viejas y un poco maltratadas, pero servirían.

Me veía muy rara... llevaba unos pantalones de mezclilla de corte recto, una camisa de botones y más aparte las zapatillas deportivas viejas. Ah, y mis lentes. Tengo miopía.

Por un lado, es bueno ser un perro, ellos no se preocupan por lo que llevan puesto o por cómo se ven físicamente, aunque, a juzgar por mi atuendo, no pareciera que a mi sí. Charly estaba feliz, brincaba y se paraba en dos patitas mientras sacaba la lengua, incluso mordía su propia correa. En cuanto abrí la puerta del departamento, salió corriendo a la velocidad de un tren bala, por poco y me hace soltar su correa, pero me llenaba de alegría verlo así. Salí tras él, con una enorme sonrisa en mi cara.

Era un día lindo en ese entonces, recuerdo que había mucha gente haciendo ejercicio: trotando, abdominales, lagartijas y todo tipo de actividad aeróbica. Incluso llegué a pensar que un poco de ejercicio físico o de actividades similares no me vendrían nada mal, incluso mi hermana menor me invitó incontables veces a practicar Yoga, su afición, pero ya llegaremos a esa parte.

Mientras Charly hacía sus necesidades en el parque, yo disfrutaba del aire fresco con gran actitud. Mucha gente me miraba raro, creo que en verdad mi ropa era mas rara de lo que imaginé, quizá podría llegar a imponer una nueva moda para los hipsters... o un nuevo tipo de hipsters. En fin, cuando todo parecía marchar bien mi celular sonó, agaché la mirada para sacarlo de mi bolsillo, pero mientras lo hacía, mis lentes resbalaron de mi cara, cayendo al suelo ¡Y para mi mala suerte! se golpearon contra una roca, quebrándose. Esbocé un suspiro de coraje, pero la llamada entrante captó toda mi atención. Hice un esfuerzo por tratar de leer el nombre del contacto sin mis lentes, y me llevé una gran decepción... se trataba de Todd, otra vez. Colgué la llamada y recogí mis lentes destrozados, entonces me dí cuenta de un par de cosas:

1- Charly ya no estaba frente a mí.

2- No sé en qué momento solté su correa.

Un ataque de pánico inundo mi corazón, pues no podía ver con claridad más allá de 5 metros. Pero nuevamente hice un super esfuerzo por tratar de buscarlo con la mirada mientras gritaba su nombre a todo pulmón. Hasta que por fin lo vi ¡Estaba corriendo directo a la calle!

—¡Charly! — grité desesperada, corriendo hacía él. Obviamente no iba a alcanzarlo a tiempo.

Como soy un maldito topo ciego, tropecé con algo y evidentemente caí al suelo, estrellando mis labios contra el borde de la pista para correr del parque. Ya había dado por perdida a mi mascota, cuando divisé que alguien venia hacia mí con algo entre sus brazos.

—¿Estás bien? — preguntó un tipo con una voz tan... varonil y tímida a la vez — creó que este muchachito te pertenece.

¡Había rescatado a mi perro! Además de que me ayudó a levantar. Jamás nadie había sido tan generoso conmigo... (es un chiste)

La Profecía de ARKADIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora