Desde la cafetería, Peter y Hope habían perdido la comunicación con Mystik. Él se preocupaba por tratar de restablecer la conexión con las gafas de Elena, pues lo único que veía era millones de puntos de estatica en la tablet y un letrero rojo: "Offline"
—¿Elena? ¿Elena, estas ahí? ¡Oye! — exclamaba Peter.
—¡Le dije que se olvidará de su trabajo por una puta vez! — espetó Hope.
Los comensales del lugar cortaron sus charlas instantáneamente, puesto que los chicos hablaban demasiado alterados, y, de pronto, la cafetería se había engullido en incomodo silencio.
—¿Hay algún problema? — preguntó un mesero, desconcertado.
—No, no. Discúlpenos — respondió Peter. Hope no dejaba de sobarse la frente —. Ya nos vamos, de hecho. Tomé. Quédese el cambio.
Los chicos, a duras prisas, salieron del restaurante y, a media calle, empezaron a pensar desesperadamente. Sobretodo ella.
—Tenemos que hacer algo. Ella no se desaparece así de la nada — alegó la chica.
—Cálmate — la tomó de los hombros —. Vamos con el oficial Johnson. Él nos podrá ayudar con un equipo de investigación, o lo que sea. Tal vez su comunicador se hizo mierda mientras ella peleaba.
—¿Crees?
—¿Creo? ¡Vamos! Tu hermana es un puto fenómeno. Un grupo de ladrones no acabarían con ella.
Hope sonrió, al menos le dio un soplo de esperanza. Ambos subieron a la motocicleta de Peter con dirección a la comisaría.
Peter conducía con un poco de prisa, pues a pesar de todo, él debía de conservar la calma y tratar de no perder el control. No pasaron ni cinco minutos de viaje cuando una camioneta se les planta de cara, cerrándoles el paso en medio de una calle angosta y solitaria.
*IIIIIIIIIRRRRRRGGGGGHHH*
Peter frenó de golpe, derrapó sobre el pavimento y dejó una bonita línea neumática pintada en el suelo.
—¡Idiota! ¿Qué carajos te...? — exclamó Peter... pero prefirió cerrar la boca al ver que los ocupantes del auto bajaron; encapuchados, con armas y muy gordos, excepto uno de ellos.
Los chicos sintieron la adrenalina hervir en su cuerpo: a Hope se le puso la cara blanca y abrazó a Peter con más intensidad, luego ambos levantaron las manos en profundo silencio y bajaron, despacio, de la moto.
—¿Qué es lo que quieren? — preguntó Peter.
Dos sujetos se quedaron frente a ellos amagándoles mientras los otros dos caminaban lentamente hacía Hope. La tomaron por la fuerza de los brazos y de los pies.
—¡No, no, no, no! ¡AYUDA! — forcejeaba de sus raptores, en vano.
—Oigan, déjenla en paz malditos bastar...
*Splaaat*
Uno de los agresores acertó un golpe, con el mango del arma, en la frente de Peter, dejándolo inconsciente. Para ese momento, el otro complice ya estaba metiendo a la chica en el maletero de una de las camionetas. Hope logró patear y codear a su raptor, pero apenas y le hacía cosquillas, pues este logró atarle los pies, las manos y cerrarle la boca con cinta sin ningún problema.
—¡PETER! ¡P-PE... MMHHPPP! — Fue lo último que gritó antes de ser amordazada.
Los secuestradores subieron a la camioneta casi simultáneamente. En menos de diez segundos, lo único que había en esa calle solitaria, era una motocicleta y un chico tirado en el pavimento.
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La Profecía de ARKADIA
Science FictionElena Glitter, historiadora de 25 años, residente de Silicon Valley, descubrirá que la historia de la humanidad no ocurrió como profesan los libros. Ella, junto a su hermanastra, se embarcarán en una épica odisea por descubrir los secretos de una a...