Oficina de Logan Crawford, San Francisco.
—¿Cuándo te vas a Egipto? — preguntó el doctor Lehner, quisquilloso.
—Mañana — respondió Logan —. Encontraré ese yacimiento, con el pretexto de patrocinar esa basura de recorrido turístico. Recuperaremos el Ká de lo que haya ahí dentro.
—Debemos usar... ya sabes qué, en ya sabes quién.
—Lehner — hizo una pausa, se levantó de su silla y caminó lentamente hasta el doctor —. ¿De verdad estas seguro... de ella?
—Averígualo tú mismo.
Horas más tarde, en el mismo lugar.
La secretaria abrió las puertas a la chica, entrando a pasos lentos e inseguros. Sostenía su bolso con ambas manos y lo recargaba en su busto mientras sonreía.
—¡Aaren! — exclamó Logan —. Me da gusto verte, siéntate por favor.
La chica, entusiasmada de estar en la oficina de Logan Crawford, tomó asiento mientras miraba alrededor; Logan tenía un gusto un tanto "Vintage" en sus decoraciones. No eran muy distintas a las que había en su recinto en Oakland.
—Señor Crawford. Traigo nuevo material que, creo que le gustaría ver — puso sobre la mesa, una carpeta llena de fotografías de ella posando sensualmente en lencería —. Los fotógrafos piensan que...
Crawford interrumpió.
—Aaren — apartó de la mesa, dicha carpeta —. Me temo que esta vez no se trata de trabajo. Gracias, de todas maneras.
Ella enarcó la ceja y separó los labios, confundida.
—Perdón, señor, no entiendo...
—Hay un proyecto que estoy llevando a cabo, pero creo que te sonará algo descabellado.
—Pues... no lo he escuchado aún — sonrió, tratando de verse lo menos desconcertada posible.
Logan apretó la mandíbula y miró a los lados antes de continuar.
—En 1992, hubo una especie de "guerra" en Nueva York. Los medios de comunicación ocultaron todo, pero... — se quedó callado unos segundos.
—¿Ajá?
—Encontré algo. Algo que no pertenece a nuestra época — sacó de sus bolsillos, la reliquia Ankh, la cual emanaba una hermosa luz verde del centro.
Aaren, boquiabierta, soltó un grito ahogado y se levantó sorprendida.
—¿Qué es? — preguntó, con gran intriga.
—Se llama, o lo llamaban, "Ankh". Un compañero y yo lo investigamos, pagamos a algunos arqueólogos para que lo analizaran y no dijeran nada a nadie. Avanzamos muy poco. Tardamos diez años en descubrir su procedencia... creemos que perteneció a un ser muy antiguo, pero muy poderoso.
La joven modelo solo arrugaba más la cara conforme Crawford hablaba.
—No entiendo nada...
—Este "ser" del que te hablo y, por tanto, esta reliquia, provienen de una civilización borrada de los libros de historia.
—Suena a un cuento de hadas — bramó la chica, empezando a perder el interés.
Crawford se levantó de la mesa y guardó la reliquia en su saco.
—Si encontramos la manera de "traer de vuelta" una parte de esta civilización. La historia de la humanidad cambiaría para siempre.
—¿Cómo sabe todo eso?
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La Profecía de ARKADIA
Science FictionElena Glitter, historiadora de 25 años, residente de Silicon Valley, descubrirá que la historia de la humanidad no ocurrió como profesan los libros. Ella, junto a su hermanastra, se embarcarán en una épica odisea por descubrir los secretos de una a...