Gran templo Ancestral, bajo el Everest...
La hermosa ex modelo, Aaren, caminaba en círculos alrededor del pedestal mágico, pensativa y con los brazos cruzados.
—No creo estar segura del funcionamiento de este pedestal, ¿Me lo recuerdas?
No es que la chica estuviese fuera de sus casillas hablando sola, estaba hablando con Zentella, pues estiró el brazo y abrió la palma de su mano para liberar una mota de luz verde jade, la cual se trataba de aquella hechicera Zeer. La luz salió despedida de la mano de Aaren y voló alrededor de ella como si una molesta mosca hostigara a la chica.
—Este pedestal fue creado por los Ancestrales para contactar con otras galaxias, civilizaciones y planetas que tuviesen régimen político. Aquí era la sala de reuniones entre los lideres más poderosos de está galaxia y de muchas otras sin que ellos tuvieran que poner un pie sobre este planeta y viceversa. Todas las civilizaciones poseen un lugar como este — relató Zentella.
—Oh... Entonces es algo así como la ONU para los alienigenas.
Zentella no respondió a ese comentario.
—Entonces dices que con esto vamos a contactar a tu padre, o tu creador, ¿Cierto?
—Ya lo está haciendo, esa flama azul que sobrevuela el pedestal indica que está buscando en las cercanías y lejanías del universo. Mi padre era un Ancestral, por ello está cosa es la única que puede encontrarlo. Por eso necesitamos tiempo.
—No te preocupes, mi hermana está haciéndose la tonta luchando con las Sombras. Los repartí en tres dimensiones alternas relacionadas con caídas de imperios, o algo así.
—¿Por qué no ha muerto? — gruñó Zentella, o mas bien la motita verde.
Aaren arrugó la cara y los labios.
—El plan no es matarla, aún. Puede servirnos en el futuro. Confía en mi, estamos juntas en esto.
Zentella ignoró de nuevo a la chica.
—Bueno... dime algo, Zentella, ¿Cómo son las demás civilizaciones?
—¿A qué te refieres?
—Sí, ya sabes, los "extraterrestres" ahí fuera. Los humanos llevamos toda la vida especulando, haciendo teorías y tratando de enviar señales para contactar vida extraterrestre y nunca hemos encontrado nada.
La supervillana carcajeó con la típica risa de villano malvado.
—Son tan ingenuos. La respuesta está en este lugar; cuando los Ancestrales se negaron a negociar y participar en guerras y asuntos políticos, bloquearon comunicaciones con este planeta y viceversa. Cualquier señal que traten de enviar a cualquier lugar será distorsionada o destruida.
Aaren se quedó con la boca abierta y las cejas hacía arriba. No entendió nada.
—Interesante, pero yo me refiero a como son los Aliens, ¿Son verdes y cabezones?
Zentella refunfuñó
—Son horribles; de colores, algunos más altos, otros diminutos. Pero en general horribles.
—Excepto nosotros — dijo Aaren llevándose la mano a la cintura y jugando con su cabello.
—Gracias a mi. Los humanos están creados a mi semejanza.
—Yo soy más guapa que tú.
La mota de luz verde titiló agresivamente.
—Niña arrogante.
ESTÁS LEYENDO
La Profecía de ARKADIA
Science FictionElena Glitter, historiadora de 25 años, residente de Silicon Valley, descubrirá que la historia de la humanidad no ocurrió como profesan los libros. Ella, junto a su hermanastra, se embarcarán en una épica odisea por descubrir los secretos de una a...