Unos instantes más tarde, ya entrada la noche, los chicos bajaron de la camioneta en medio de un boscoso lugar a unos diez kilómetros de la cabaña, pues según las coordenadas que Leon obtuvo del ordenador del magnate, indican que el escondite de Lehner es en ese mismo lugar. Era un sitio inhóspito y algo aterrador para quedarse varado: no había muchos arboles, pero sí que había bastantes matorrales, arbustos frondosos y una que otra rama caída. Hacía un clima nublado; los vendavales jugaban con las hojas de los pocos arboles hasta desprenderlas, el cabello de los anti-héroes se movía al ritmo que dictaba la naturaleza. Mientras tanto Leon, desconcertado, miraba a todos lados tratando de encontrar aquel "escondite" en medio de un deprimente bosque, pero algo estaba claro: ahí no había nada. No a simple vista.
Bajo tierra...
—Señor, tenemos a un par de peculiares sujetos indagando en la superficie — dijo la jefa de seguridad a través de un comunicador —. ¿Los eliminamos?
—No, por dios, no todo se trata de matar. Puede que estén buscando un lugar adecuado para violar a alguien — contestó Lehner al comunicador.
Lejos de todo posible alcance con el ser humano. Lejos de los curiosos. Lejos de la policía y de la civilización, pero sobretodo, lejos de Mystik, el escondite del Dr. Spectre se encontraba algunos metros bajo los pies de los chicos. Ahí Spectre goza de una base de operaciones para él, sus seguidores y, por supuesto, sus inventos y experimentos relacionados con la civilización que precedió al hombre.
La única manera de entrar es a base de dispositivos de teletransportación que el doctor loco por fin pudo desarrollar después de décadas de estudio y uno que otro robo de tecnología gubernamental. A menos que Leon y Peter tuviesen poderes sobrenaturales, o una gran perforadora, no había forma de llegar hasta Lehner, quien estaba trabajando en un proyecto el cual Crawford nunca se ánimo a financiar: portales desliespaciales. Con ellos trataba de localizar a Zentella a través de cientos de dimensiones.
—Iniciando prueba número ciento trece — dijo el doctor mientras se ponía unos curiosos lentes de soldar.
En el centro del laboratorio, el cual estaba abarrotado de maquinaría extraña, armaduras roboticas y herramientas, había un par de enormes pilares fabricados de aquel mineral de Arkadia, el Orakno, (el Dr. Spectre tardó años en encontrar esa cantidad de dicho mineral) puestos de forma paralela simulando una puerta. Encima había una maquina extraña y difícil de describir con palabras llanas, pero era algo parecido a una bola de golf gigante la cual comenzó a "calentarse", liberar energía, y abrir una especie de rasgadura en el aire... entre los dos pilares. Acababa de abrir el primer portal desliespacial...
—¡Está funcionado! — gritó Lehner agitando los puños como niño pequeño.
En la superficie
—Imposible, Peter, las coordenadas son aquí. Algo debe de andar mal con mi teléfono — Leon extendió el brazo hacía el cielo en búsqueda de una mejor señal.
—Viejo... algo anda mal aquí.
Leon devolvió la mirada al chico y bajó el brazo
—¿A qué te refieres? — torció la boca.
Peter tardó en responder y solo se limitó a arrugar el entrecejo y a parpadear varias veces consecutivas debido al fuerte vendaval que lo golpeaba de cara.
—Larguémonos — ordenó el chico.
—¿Tienes miedo de un anciano loco? — extendió las manos y se encogió de hombros.
El más joven subió a la camioneta e hizo sonar el claxon un par de veces.
—Yo me largo — insistió Peter desde el coche — ¿Te vas a quedar ahí?
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La Profecía de ARKADIA
Science FictionElena Glitter, historiadora de 25 años, residente de Silicon Valley, descubrirá que la historia de la humanidad no ocurrió como profesan los libros. Ella, junto a su hermanastra, se embarcarán en una épica odisea por descubrir los secretos de una a...