Capitulo 32

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Durante seis días, mi mundo es de color de rosa. Vivo en un país multicolor como la abeja Maya y me siento como una princesa, tipiti-tipitesa, rodeada de dos personas que me quieren y me protegen.

Fernando continúa con sus llamadas y, en su último mensaje, me indica que sabe que Justin Bieber está conmigo en Jerez. Eso me molesta. Enterarme de que Fernando sabe sobre la vida de Justin no es plato de buen gusto, pero decido callarme. Si le explico algo a Justin, seguro que empeoro la situación.

Él y mi padre se llevan de maravilla y aunque, al principio, mi padre se enfadó con él por haber alquilado una villa, al final entiende que somos adultos y necesitamos intimidad.

Los amigos y vecinos de mi padre rápidamente apodan a Justin como «el Frankfurt», por aquello de ser alemán y eso a él le hace gracia. El carácter español, especialmente el andaluz, es tan diferente al alemán, que veo la sorpresa continuamente en sus ojos.

Mi padre, día a día, se emociona con Justin. Noto que le gusta, lo respeta y lo escucha y eso dice mucho de él. Incluso algunas tardes se van juntos de pesca y regresan encantados y felices. En esos días siempre que puedo me escapo para correr y derrapar un poco con mi moto. Me encanta hacerlo y lo disfruto mogollón.

Una de esas tardes aparece Fernando con su moto. Se cruza en mi camino. Ambos nos paramos.

—¿Te has vuelto loca? ¿Qué hace ese tipo aquí?

Molesta por la intromisión, me quito las gafas de protección del casco.

—Te estás pasando. A ti no te importa lo que él hace aquí.

Fernando se baja de la moto y se acerca a mí.

—Por el amor de Dios, ______, ¿sabe tu padre que ése es tu jefe?

—No.

—¿Y cuándo se lo vas a decir?

A cada instante que pasa me voy enfadando más.

—Cuando me dé la gana.

Fernando se mueve con rapidez, se acerca a mí, me coge del cuello, posa su frente sobre la mía y murmura:

—______… yo te quiero.

—Fernando no…

Sin separarse de mí, sigue hablando:

—Te quiero sólo para mí, en exclusividad. Ese tipo no te quiere como yo, piénsalo por favor y…

Le doy un empujón y me separo de él.

—Quiero continuar mi camino, Fernando. Quítate de en medio, ¿de acuerdo?

—¿Me estás diciendo que prefieres la compañía de ese hombre a la mía? —murmura, sin apartarse un ápice y con actitud intimidatoria—. Ese tipo te está utilizando y, cuando se aburra de ti, te dejará a un lado como ha hecho con cientos de mujeres. Para él eres una más, mientras para mí eres especial, ¿no lo ves? Te creía más lista, _______, por el amor de Dios.

No quiero ser cruel como él lo está siendo conmigo. Quiero a Fernando. Es un buen amigo. Pero por Justin siento algo tan fuerte que no lo puedo obviar. Al ver mi silencio, se da la vuelta y se monta en su moto, malhumorado.

—De acuerdo. Estréllate contra la pared tú solita.

Dicho esto se va y me deja desconcertada y con un sabor amargo en la boca.

El séptimo día, mi padre me recuerda el evento de motocross de todos los años en Puerto Real, un pueblo cercano a Jerez. Al recordarlo se me hace cuesta arriba. Ese año prefiero disfrutar de Justin y de su compañía, pero al ver la ilusión de mi padre y sus amigos por que yo asista y participe, claudico y animo a Justin a acompañarnos.

ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora