Capitulo 58

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La baja dura tres semanas y la aprovecho para hacer una última limpieza en casa y comenzar a guardar en cajas las cosas que me quiero llevar a Alemania. Justin quiere comprarme un coche más seguro y resistente pero yo me niego. Mi Seat León me encanta. Mi seguro lo arregla en un tiempo récord, y supongo que ha sido Justin quien les ha metido caña. Queda como nuevo.

Justin me cuida con mimo y me ayuda con las cajas. No me voy a llevar muchas cosas, excepto ropa, fotos, libros y mi música. El resto quiero que se quede todo aquí y, a medida que pase el tiempo, me lo iré llevando poco a poco.

El día que aparezco en la oficina todos me miran. Me observan con curiosidad. Saben que soy la novia del jefazo y hacen eso que tanto odio: ¡cuchichear!

Miguel se acerca a mí nada más verme.

—Ahora que eres la novia del jefe, ¿desayunas conmigo? —pregunta con guasa.

Lo miro divertida.

—Anda, petardo… vamos.

En el camino se preocupa por mi estado de salud. Le explico mi accidente y él me escucha horrorizado. En la cafetería, cuando voy a pagar, los empleados no me dejan. Tienen orden del señor Bieber de no cobrar nada de lo que yo consuma. Todo se pone a su cuenta.

Cuando regreso a mi puesto de trabajo, mi jefa sale a saludarme. Su tono de voz ahora es suave e incluso intenta ser agradable conmigo. Menuda perraca (perra) es ésta. Ahora que sabe que soy la novia de Justin me lleva entre algodones.

A los diez minutos de llegar, veo que entra una chica al despacho y se sienta a la mesa que era de Miguel. Me mira y pregunta:

—¿Eres ______?

Asiento y añade.

—Soy Claudia, la nueva secretaria del señor Bieber mientras esté en España.

Sorprendida, la miro. Justin no me ha comentado nada en el tiempo que he estado de baja, pero no me extraña, Justin no ha querido hablar absolutamente nada del trabajo en mi convalecencia. Incluso quería que el médico me ampliara la baja, pero yo no lo permití. Eso lo hizo enfadar, pero a mí me dio igual. Mi baja se finaliza y yo comienzo a trabajar.

Cuando Justin entra por la puerta, me mira. Yo también lo miro.

—Buenos días, señor Bieber.

Suelta el maletín sobre mi mesa, se acerca a mí y me da un beso en los labios que deja a mi jefa y a la nueva secretaria tiesas. Tras aquel más que deseado beso, murmura:

—Buenos días, _______. ¿Te encuentras bien?

Aturdida por aquel recibimiento, no sé adónde mirar mientras veo que Justin retiene sus ganas de reír. Finalmente sonrío.

—Buenos días, Justin. Me encuentro bien y dispuesta para trabajar.

Mi jefa, encantada de haberse conocido, dice:

—Pero qué bonita parejita hacéis los dos.

¡Falsa! La conozco y veo la falsedad en sus ojos y en cómo me mira.

—Gracias —responde Justin.

Mi jefa me repasa de arriba abajo. Sigue sin creer lo que ve.

—¡Oh, qué anillo más bonito llevas! ¿Es lo que imagino?

Justin coge mi mano, me besa los nudillos y añade con posesión:

—Un diamante para mi precioso diamante.

Sus palabras me acaloran, sobre todo al ver cómo me miran esas dos. Finalmente, tras un incómodo silencio, mi jefa se vuelve hacia mí.

—_______, ella es la nueva secretaria de Justin. Se llama Claudia Sánchez y es mi hermana pequeña. Ella ocupará tu puesto cuando tú te traslades a Alemania.

ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora