Estamos a 17 de diciembre. Se acercan las Navidades y los amigos de toda la vida que viven fuera de Jerez van llegando. Si se acaba el mundo el día 21 como dicen los mayas, por lo menos nos habremos visto por última vez.
Como todos los años, nos reunimos en la gran fiesta que organiza Fernando en la casa de campo de su padre y lo pasamos de lujo. Risas, bailes, chistes y, sobre todo, buen rollo. Durante la fiesta, Fernando no me hace la menor insinuación. Se lo agradezco. No estoy yo para insinuaciones.
En un momento de la juerga, Fernando se sienta junto a mí y hablamos. Nos sinceramos. Por sus palabras infiero que sabe mucho sobre mi relación con Justin.
—Fernando, yo...
No me deja hablar. Pone un dedo en mi boca para acallarme.
—Hoy me vas a escuchar a mí. Te dije que ese tipo no me gustaba.
—Lo sé...
—Que no era recomendable para ti por lo que tú y yo sabemos.
—Lo sé...
—Pero, me guste o no, soy consciente de la realidad. Y esa realidad es que estás colada por él, y él por ti. —Lo miro, asombrada, y prosigue—: Justin es un hombre poderoso que puede tener la mujer que quiera, pero me ha demostrado que siente algo muy fuerte por ti, y lo sé por su insistencia.
—¿Insistencia?
—Me llamó mil veces desesperado el día en que desapareciste de su oficina. Y cuando digo «desesperado», es desesperado.
—¿Te llamó?
—Sí, todos los días varias veces. Y a pesar de que sabe que no es santo de mi devoción, el tío se arriesgó, se tragó su orgullo, y lo hizo para pedirme ayuda. No sé cómo consiguió mi móvil, pero lo cierto es que me llamó para suplicarme que te encontrara. Estaba preocupado por ti.
Mi corazoncito se descontrola. Pensar en mi Iceman enloquecido por mi ausencia me pone tonta. Demasiado tonta.
—Me dijo que se había comportado como un idiota —continúa Fernando— y que tú te habías marchado. Te localicé en Valencia, pero no le conté nada a él ni intenté ponerme en contacto contigo porque imaginé que necesitabas pensar, ¿verdad?
—Sí.
Bloqueada por lo que me está diciendo, lo miro.
—¿Has tomado una decisión? —me pregunta.
—Sí.
—¿Se puede saber cuál es?
Doy un trago a mi bebida, me retiro el pelo de la cara y, con todo el dolor de mi corazón, con un hilo de voz susurro:
—Lo que había entre Justin y yo se acabó.
Fernando asiente, mira hacia unos amigos y, tras resoplar, murmura:
—Creo que te equivocas, jerezana.
—¿¡Cómo!?
—Lo que oyes.
—¡Cómo que lo que oigo! ¿Estás tonto?
Mi amigo el tonto sonríe y da un trago a su bebida.
—¡Ojalá te brillaran los ojos por mí como te brillan por él! —exclama finalmente—. ¡Ojalá te hubieras vuelto tan loca por mí como sé que lo estás por él! ¡Y ojalá no fuera consciente de que ese ricachón está tan loco por ti que es capaz de llamarme a mí para que te busque y te encuentre a pesar de que en un momento así yo te puedo poner en su contra!
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ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&Tu
FanfictionUna novela erótica, sensual y tremendamente morbosa... ¿te atreves a entrar en ella?