Capitulo 46

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El sábado, el sexo, los besos y las caricias priman en todo momento. Cada vez que intentamos hablar para profundizar en nuestra relación acabamos desnudos y jadeando. Justin es mi vicio y me doy cuenta de que yo soy el suyo. Estar juntos sin tocarnos se nos hace imposible y, como los dos nos deseamos, nos dejamos llevar por la lujuria y el desenfreno. El domingo, más de lo mismo, pero tras hacer entre los dos la cama Justin dice:

—_______… Tengo una conversación pendiente contigo, ¿lo recuerdas?

—Sí.

El susto se apodera de mí. De pronto me asusta saber qué es aquello que me tiene que explicar.

—Es importante que lo hablemos, te lo debo.

—¿Me lo debes? —pregunto sorprendida.

—Sí, cariño…

Me olvido totalmente del sexo y me centro en él. Su mirada vuelve a ser inquieta. Sus ojos me esquivan y eso me perturba. Justin se sienta a mi lado, a los pies de la cama.

—Escucha, hay algo que debes saber y que no te he dicho hasta ahora. Pero quiero que sepas que si no te lo he dicho es porque…

—¡Dios mío! ¿No estarás casado?

—No.

—¿Te vas a casar con Betta? ¿Con Marta?

Sorprendido por mis preguntas y por el tono chirriante de mi voz vuelve a responder:

—No, cariño. No es nada de eso.

Suspiro aliviada. No hubiera podido soportar una noticia así.

—¿Y quiénes son?

Justin asiente y suspira resignado.

—Betta es la mujer con la que compartí mi vida durante dos años y con la que acabé la relación hace un tiempo —asiento y él continúa—: Nuestra relación se acabó el día que la encontré en la cama con mi padre. Ese día decidí finalizar mi relación con los dos. Espero que, sin necesidad de explicarte nada más, entiendas por qué no quiero nunca hablar de mi maravilloso progenitor.

Mi cara se descompone al escuchar eso. Nunca me hubiera esperado una historia así.

—Ella nunca ha querido aceptar esa ruptura e intenta acercarse a mí continuamente. Me ha pedido perdón de todas las maneras que te puedas imaginar y, aunque me ha costado, la he perdonado, pero no quiero nada más con ella. De ahí el motivo de los mensajes y su insistencia. Aquel día en la playa, cuando me enfadé y me volví al chalet sin dejar que me acompañaras, mi enfado venía porque ella me dijo en un mensaje que estaba en la puerta del chalet de Andrés y Frida. No quería que regresaras conmigo de la playa porque te quería evitar la desagradable escena que ella me iba a montar. Sólo intenté que tú no lo presenciaras. Pero tampoco fui sincero contigo y no te lo dije. Intenté evitarme un problema pero, con mi reacción, lo agravé.

—Me lo tenías que haber dicho. Yo…

Durante unos segundos, Justin me observa, me pone un dedo en los labios para que calle y pasa su mano por el óvalo de mi cara.

—Eres preciosa, _______… Sólo te quiero a ti.

Me acerco a él y lo beso, pero él vuelve a colocarme donde estaba.

—Marta es mi hermana.

¿Hermana? Eso me sorprende. Miguel me comentó que Justin sólo tenía una hermana, pero Justin prosigue:

—¿Recuerdas que te comenté que mi hermana Hannah había muerto en un accidente? —asiento—. Hannah tenía un hijo que está a mi cargo. Era madre soltera. El pequeño se llama Flyn y tiene nueve años. Desde que ocurrió lo de Hannah, se ha vuelto un niño difícil de tratar y sólo nos da disgustos. En julio, cuando tuve que regresar a Alemania y suspender el viaje a las delegaciones, fue por un problema con él. Mi hermana y mi madre no consiguen controlarlo y por eso recibo tantas llamadas de Marta. Flyn sólo me respeta a mí y mi hermana necesita que regrese a Alemania. —

ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora