Cuando salgo de la oficina a las seis de la tarde, cojo mi coche y me encamino a mi casa. Nada más llegar, dejo el bolso sobre el sillón, me quito la chaqueta del traje e inmediatamente suena el timbre. Abro y Justin se lanza sobre mí para saquearme la boca. Me besa con deleite, me coge entre sus brazos y murmura tras darme un azote:
—Depravada. ¿Qué es eso de calentarme en la oficina?
Río divertida mientras él juguetea con mi cuello.
—Te voy a hacer pagar el calentón que llevo todo el día.
Me sigo riendo mientras él me desabrocha la falda y ésta cae al suelo. En ese momento, escapo de sus manos y corro por la casa. Él va detrás de mí y ambos nos reímos a carcajadas. Llegamos a mi habitación y, de un salto, me subo a la cama donde, nerviosa, comienzo a saltar como una niña. Justin me mira, sonríe y murmura mientras se desabrocha la camisa y después los pantalones:
—Salta… salta… que cuando te pille te vas a enterar…
Feliz por el momento tan tonto que estamos viviendo, salto por encima de la cama y corro de nuevo hacia el comedor. Justin me pilla en el pasillo. Me sujeta por la cintura y me pone contra la pared. Su boca vuelve a estar contra la mía y su lengua saquea mi boca con avidez.
Me abre la camisa y cae al suelo. Me desabrocha el sujetador y cuando me tiene sólo vestida con el tanga, me lo arranca de un tirón.
—Dios… —me dice entre risas—. Llevaba todo el día deseando hacer esto.
—¿En serio?
—Sí, cariño… en serio.
Lo beso… Yo también deseaba que lo hiciera y, al ver mi inminente respuesta, deja escapar un gruñido de satisfacción, me alza entre sus brazos y se sumerge lentamente en mí. Cierro los ojos, gimo, me arqueo y, cuando siento que no se mueve, abro los ojos y murmuro cerca de su boca:
—Vamos… vamos…
Justin se ríe, se retira de mí y lentamente vuelve a penetrarme.
— Justin…
—¿Qué, cariño?
—Más… quiero más.
Vuelve a salir de mí.
—Más ¿qué?
La sangre bulle por mi cuerpo descontrolada y le araño en la espalda exigiéndole que vuelva a penetrarme. Él ríe y lo hace. Incrementa su ritmo y me da lo que le pido. Una y otra… y otra vez, mientras yo me deleito y él me muerde la barbilla con pasión.
Sus embestidas cada vez son más profundas y, cuando me llega el orgasmo y chillo, él hace lo mismo y me aprieta contra él.
—Sí, ______…, sssí.
Agotados, nos quedamos apoyados en la pared del pasillo, mientras yo le beso en el hombro y él respira sobre mi cuello. De nuevo, acabamos de hacer lo que mejor sabemos hacer y ambos estamos llenos y satisfechos.
Me deja en el suelo y caminamos desnudos hacia la cocina. Necesitamos agua y, cuando regresamos al salón, vuelve a cogerme entre sus brazos como segundos antes.
—Verte en la oficina y no poder tocarte es una tortura.
—Sí… lo confieso… para mí también lo es.
—Te vi esta mañana con Miguel, ¿qué hacías?
—Desayunar, como cada mañana.
—Ese tipo…
—Escucha, guaperas —le corto—, Miguel y yo sólo somos compañeros. Nos llevamos fantásticamente bien, pero nada más. Sí que es cierto que me tira los trastos, pero él sabe que conmigo no tiene nada que hacer.
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ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&Tu
FanfictionUna novela erótica, sensual y tremendamente morbosa... ¿te atreves a entrar en ella?