2Tem. Capitulo 11

206 6 0
                                    

Mientras los hombres se duchan tras el partido, me voy junto con Frida y las chicas a una salita a esperarlos. Aquí me divierto escuchando sus comentarios. Lora no ha vuelto a decir nada que me pueda molestar. Eso sí, me mira con gesto extraño. Está claro que saber que soy la novia de Justin le ha cortado todo el rollo. Media hora después comienzan a salir del vestuario hombretones relucientes y aseaditos.

El primero en acercarse a mí con curiosidad y sonriendo es un chico tan rubio que parece albino.

—¡Hola! ¿Tú eres ______? ¿La española?

Estoy por decir «¡Olé!», pero finalmente decido no hacerlo.

—Sí, soy ______.

—¡Olé..., toro..., paella! —dice uno de ellos, y yo me río.

Otros dos chicos, en este caso morenos, se acercan a nosotros y comienzan a interesarse por mí. Aquí soy la novedad, ¡la española! Eso me hace gracia y entablo conversación con ellos. De pronto veo a Justin salir del vestuario y mirarme. Lo incomoda verme rodeada de todos ésos, y yo sonrío. Estos tontos celitos por su parte me gustan y más cuando veo que se para con Frida, Andrés y el bebé, y espera que sea yo la que vaya a él. Sus ojos y los míos se cruzan, y entonces hace algo que me hace reír. Me indica con un movimiento de cabeza que me mueva.

Hago caso omiso a su orden. No quiero comenzar a seguirle como un perrillo. No, definitivamente no voy a volver a ser tan pavisosa con él como lo fui meses atrás. Al final, se acerca y, cogiéndome de manera posesiva por la cintura ante sus compañeros, me da un beso en los labios e indica:

—Chicos, ésta es mi novia, ______. Por lo tanto, ¡cuidadito!

Sus amigos se ríen y yo hago lo mismo justo en el momento en que Björn se acerca a nosotros y, cogiéndome una mano, me la besa y me saluda. Inexplicablemente me pongo nerviosa, pero mis nervios se relajan cuando soy consciente de que Björn no hace ni dice nada fuera de lugar. Al revés, es totalmente correcto. Una vez que me saluda, Justin me besa en la sien y entre ellos planean que vayamos todos juntos a cenar algo a Jokers, el restaurante de los padres de Björn.

Miro mi reloj. Las siete y veinte de la tarde.

¡Vaya, qué horror!, voy a cenar en horario guiri.

Pero dispuesta a ello dejo que Justin me agarre estrechamente por la cintura mientras observo que con la otra mano coge a Flyn. Nos montamos en el coche, y el pequeño, emocionado por el partido, no para de hablar con su tío. En ningún momento me incluye en la conversación, pero aun así yo me integro. Al final, no le queda más remedio que contestar a algunas preguntas que yo hago, y eso me hace sonreír.

Cuando llegamos a Jokers, aparcamos el Mitsubishi, y detrás de nosotros lo hacen Frida y Andrés, y tras ellos, Björn. Hace un frío de mil demonios y entramos raudos en el local. Un alemán algo desgarbado sale a saludarnos y Björn me indica que es su padre. Se llama Klaus y es un tipo muy simpático. En el mismo momento en que sabe que soy española, las palabras «paella», «olé» y «torero» salen de su boca, y yo sonrío. ¡Qué gracioso!

Tras servirnos unas cervezas, llega el resto del grupo, e instantes después una joven del restaurante nos abre un saloncito aparte y todos entramos. Nos sentamos y dejo que Justin pida por mí. Tengo que ponerme al día en lo que se refiere a la comida alemana.

Entre risas, comienza la cena e intento comprender todo lo que dicen, pero escuchar a tantas personas a la vez conversando en alemán me aturulla. ¡Qué bruscos son hablando! Mientras estoy concentrada en entender a la perfección lo que cuentan, Justin se acerca a mi oído.

—Desde que sé que me has levantado el castigo, no veo el momento de llegar a casa, pequeña. —Sonrío y me pregunta—: ¿Tú deseas lo mismo?

ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora