A las ocho de la tarde, Frida y yo decidimos arreglarnos. Ellos también. Nos vestimos por separado para sorprendernos y eso me gusta. Quiero sorprender a Justin. Frida se ofrece a maquillarme, algo que yo no hago muy a menudo, así que la dejo. Ella es esteticista. Me aplica una base oscura en los párpados y mil potingues más en el rostro. Y cuando me miro en el espejo mi cara de sorpresa es increíble. ¿Esa tía con esos ojazos soy yo?
Frida se ríe y me anima a que nos continuemos vistiendo. Ella se ha comprado un vestido rojo, escotado y lleno de flecos, y yo uno plateado de lentejuelas y suelto hasta la cadera. Ambos llegan por la rodilla y son sexies y sugerentes. A los vestidos los acompañan unos increíbles zapatos de tacón, collares larguísimos, plumas en el pelo y, finalmente, unos guantes que sobrepasan el codo. En cuanto acabamos, nos miramos en el espejo y Frida dice divertida:
—¡Oh… parecemos una verdaderas flappers!
—¿Flappers? ¿Qué es eso?
—_______, en los años veinte la imagen de la mujer cambió radicalmente y se volvió más loca… más atrevida. Las flappers, o las chicas del charlestón, eran las mujeres que se vestían de manera diferente, jovial y alocada. Justo como nosotras, vamos. Listas para volver locas a los hombres.
Eso me hace reír. Frida es graciosa y tiene un sentido del humor maravilloso. Una vez nos vestimos cogemos las dos boquillas de medio metro que hemos comprado y salimos al salón donde ellos nos esperan.
Antes de entrar, veo a Justin y me deja sin habla. Lleva un traje blanco, una camisa negra y un gorro de la época, a lo Al Capone. Está sexy y guapísimo. Andrés va igual, pero su traje es gris y su camisa roja. Cuando siento los ojos de Justin sobre los míos sonrío. Veo que le gusta mi disfraz y, acercándose a mí, me coge de la mano y me hace dar una vuelta ante él.
—Estás despampanante.
—¿Te gusto?
—Me encantas, tanto que creo que no te voy a dejar salir de casa.
Eso me hace reír. Me alejo de él mientras muevo las caderas para que el vestido se mueva.
—¡Soy una flapper! —Por su cara puedo ver que no sabe de lo que hablo y aclaro—: Una chica loca del charlestón.
Justin sonríe, viene hacia mí, me coge por la cintura y mientras seguimos a Frida y Andrés hacia su coche, me murmura en el oído:
—Muy bien, flapper… vayamos a pasarlo bien.
A las nueve y media entramos en una preciosa mansión decorada al más puro estilo años veinte. Encantada, miro a mi alrededor y me sorprendo al ver al fondo de un enorme salón a un grupo tocando. Los músicos van de blanco, como en las famosas películas de gánsteres que veía cuando era pequeña.
Justin me presenta a los anfitriones y éstos, encantados, alaban mi disfraz. Yo sonrío, feliz. Andrés y Frida los saludan también. Tras pasar al salón veo que la gente habla animada y que todos conocen a Justin y lo saludan. Mientras me presenta a los asistentes, estoy asombrada. Saber que es una fiesta donde todos buscan sexo me sorprende. Allí hay gente de todas las edades. Jóvenes y maduros.
Acabadas las presentaciones, escucho la música durante un rato junto a Justin. Frida, una experta en esos años, es la que me indica si suena un boogie-woogie, un charlestón o un foxtrot. Yo en todo eso estoy pez. Soy más de rock and roll. Y, cuando llevamos varias copas, me entero de que Frida es quien ha ayudado a Maggie, la dueña de la casa, a organizar la fiesta. Según pasa la noche soy consciente de cómo los hombres se acercan a nosotros y me devoran con la mirada. Sé lo que piensan, pero estoy tranquila. Nadie, absolutamente nadie, dice nada que me pueda incomodar. Todos son muy educados.
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ρí∂ємє ℓσ qυє qυιєяαѕ-|нσт|JustinBieber&Tu
FanfictionUna novela erótica, sensual y tremendamente morbosa... ¿te atreves a entrar en ella?