Alguna vez alguien pregunto:
"Puede esperar un amor toda la vida?"
Y otro alguien contesto:
"Si, si es un amor verdadero.."
En su momento esa respuesta me causo ternura pero no le dí crédito alguno, hasta que hace unos días me di cuenta que a lo...
Gracias a la cancelación de Max, llego a casa más temprano, cambio mi outfit Ejecutivo por un look mucho más relajado..
Durante media hora doy vueltas en mi departamento como un ratón encerrado en una caja de zapatos.. me siento aburrida y no se me ocurre nada para hacer, ni siquiera puedo llamar a mis amigos pues cuando en la mañana me invitaron a salir con ellos, les dije que tenía una cita con Max y aunque sé que si los llamo me van a decir gustosos donde se encuentran para juntarme con ellos, no quiero hacerlo por que de seguro "Kate" estará presente y no tengo animo de lidiar con ella... así que después de sopesar mis opciones, me decido por ir a buscar una bebida caliente, se me antoja un rico chocolate y aunque tengo todo en mi alacena para prepararlo, en este momento me es algo deprimente hacerlo para mi sola, me coloco mis botas y un buen sacón de lana, abrigado, pero no pesado y parto a la calle rogando encontrar una cafetería que me sirva un chocolate decente...
He deambulado por más de 2 horas, al principio por las calles aledañas a mi departamento y después me aleje lo suficiente para tener que tomar el metro y aún así no he encontrado un chocolate de agradecer y ya he probado más de 10, estoy apunto de darme por vencida cuando veo una pequeña cafetería que anuncia chocolate y croissant..
"La casa de la abuela" - leo desde la otra acera el letrero y me da esperanzas, tomo un hondo respiro y cruzo la calle, abro la puertezuela de vidrio y escucho el tintinar de unas campanas, la decoración es hogareña y hay retratos en las paredes, parece un negocio familiar (mi esperanza se incrementa), en la caja me recibe una joven que a pesar que se nota esta cansada (seguramente a trabajado todo el día de pie) muestra una sonrisa sincera, después de hacer mi pedido elijo una mesita a lado de la ventana pues desde ahí puedo apreciar a los caminantes de la ciudad y les invento historias de acuerdo a su caminar, su ropa o su expresión facial mientras espero mi ojalá delicioso chocolate caliente..
No pasa mucho tiempo para que mi pedido llegue a mi mesa, debo decir que tiene buena pinta aunque en el aroma reconozco notas de vainilla lo que no es de mi total agrado pero le voy a dar una oportunidad...
Decepción eso es lo que siento en cuanto lo pruebo, es demasiado dulce y esta sobrecargado de vainilla, pero estoy cansada y al menos el croissant esta crujiente voy a darle una mordida, pero soy interrumpida por la joven de la caja que coloca una bolsa de papel con palitos de pan con queso como los que sirven en las trattorias italianas..
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- Lo siento, pero yo no pedí esto - le digo a la joven y ella me sonríe amable.
- Lo sé, es un obsequio del caballero - dice señalando la otra esquina del local, dirijo mi mirada y lo veo sonriente con una bolsa igual a la que tengo en la mesa, enseguida sonrió y lo hago más cuando se acerca a mi..
- ¿Qué haces aquí? - le pregunto sin salir de mi asombro, mientras con un gesto lo invito a sentarse.
- Hum yo vivo por aquí, así que la verdadera pregunta es ¿Qué haces tú aquí?¿no deberías estar con Max?
