No era como ellas.

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-¿Vomitaste en ella?-Rió con fuerza-¿Qué te dijo después?

-Me empujó y choqué contra un poste, me gritaba que era un estúpido. Estaba ebrio, lo debía entender-Rió.

Sentados en el sofá, arropados con cada una de las mantas. Platicaban armoniosamente de algunas experiencias, y comentaban sus gustos e ideales.

-¿No le pediste alguna disculpa?

-Nunca la volví a ver- La miró-Ni siquiera valía la pena. Sólo era... Una conquista nocturna.

-Anton, niño malo, Zaslavski. Me sorprendes-Revoleó los ojos y le dio un sorbo a la taza de té que había preparado mientras seguían platicando. Llevaban tal vez dos o tres horas tomando una placentera charla, y Emma moría de sueño.

-Aprovechamos nuestra juventud de una manera errónea pero divertida. No te juzgo-Le compartió una sonrisa-Lo siento Anton, creo que debes morir de cansancio-Abrió la boca para decir algo y le interrumpió-Eres bastante misterioso-Se paró y tomó las tazas de la mesa de centro, caminó a la cocina.

-Me encantaría seguir en contacto contigo Emma-Esta apagó la luz de la cocina, dejando así como única iluminación las pequeñas fracciones de luz que su habitación desprendía, además de las de la ciudad de Nueva York. Anton balbuceó buscando alguna propuesta más-¿Por qué no me das tu número?-Se acercó a él, por detrás del sofá quedando a sus espaldas.

-No me llamarías.

-¡Claro que si!

-Te lo daré por la mañana. Cuando veas el sol-Rió Anton. Emma caminó hasta su habitación, se detuvo en el marco de la puerta-Si necesitas algo, avísame-Asintió.

Después de intercambiar un buenas noches, y que Emma colocara su pijama, unos shorts y una camisa de mangas largas azul, cerró sus ojos. Había sido una noche larga y repentina.

Sintió un bulto a lado de ella, era él. Pero jamás sintió su presencia cuando entró. Abrió sus ojos, y encendió la lámpara de noche que se postraba en el mueble color café obscuro. Se volvió hacia él quién le daba la espalda, tocó su hombro.

-¿Pasa algo?-Dijo ligeramente preocupada. Anton se giró, juntó sus manos por debajo de su cabeza y la observó.

-Tu sofá es demasiado incómodo. ¿No te molesta?

-No, sólo que...-Sonrió-Me tomaste desprevenida.

-Pues espero que esto te tome más desprevenida-Se hincó en la cama y la beso. La tomó por las mejillas y Emma le tomó las muñecas. Cada contacto de su lengua con la suya eran como teclas de piano, sensaciones diferentes por cada una, o incluso un sentimiento encontrado. Forjó su peso contra ella y la acostó, no podía separarse, debía estar así con ella. Y sin querer, Emma quitó las manos de las muñecas de Anton rozando su torso, no, no debía hacer eso.

Como cualquier relación de "amigos" que se ve en estos tiempos, la confianza se toma en cuestión de una hora. Y tanto él como ella sabían que no tenían dieciocho años, y esos sucesos eran tan normales, que los tomaban como un momento que va y viene.

Ella le tomó la nuca, él se sostenía por cada lado de ella en la cama. Emma se separó con lentitud, aún saboreando los labios de este. Abrió los ojos, lo miró, los ojos de él, verdes claro, pero profundos como un agujero negro qué penetraron el sentido visual de ella, Emma podía observar toda una vida detrás. Le volvió a tomar las muñecas, las manos de Anton seguían en sus mejillas, se miraban aún. Las tomó con fuerza, se encontraba nerviosa, y no sabía que hacer. Ante eso, y la presión de la atmósfera terrestre, la volvió a besar, pero ella desvió su rostro.

-Te dije que no era como ellas-Este levantó las cejas, y la besó.

Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora