-¡Emma! ¡Lucy!-Gritó la madre de las dos mientras entraban a la típica casa americana de película en McComb, Misisipí. Llevaba vaqueros, y una camisa clásica blanca. Siempre había sido elegante, y sofisticada.
Abrazó a sus hijas en medio de la sala que había visto crecer a tres pequeños. Las llenó de besos, y acariciaba sus mejillas, la emoción llenaba sus ojos.
-Tanto tiempo...-Les sonrió.
-Sólo un mes mamá-Le dijo Emma quitando su abrigo color crema colocándolo encima de un sofá. Lucy estaba sentado en uno de ellos, cansada por el viaje.
-Para mi es como un año-Pausó y miró a su hija mayor detenidamente-Te ha llamado tu novio. Ha sido muy educado ¿Eh?
-¿Cómo?-Seguía en frente de ella con una mirada graciosa.
-Preguntó si de casualidad ya estabas aquí, le he dicho que no.
-¡Mamá! ¿No le has preguntado algo?
-No lo recuerdo.
Rió y tomó su móvil sentándose a lado de su hermana.
¿Qué te ha dicho mi mamá?
Esperó, hasta que escucho el tin tin de su iPhone.
Es idéntica a ti... ¡Por supuesto! Aquí son las cuatro de la mañana.
Anton... Esta bien dejaré que duermas. Sólo llámame.
Entendido y anotado. Buenas noches.
Esa noche Emma había estado en la terraza de su hogar junto con sus primos que oscilaban entre los dieciocho y veinticinco años. Dos hombres y tres mujeres. Dan, Patrick, Lindsey, Marie, y Lauren. Tenían unas bebidas alcohólicas frente a ellos en una mesa plegable, y platicaban como les había ido los últimos cinco meses que no se veían, disfrutando la vista del jardín decorado por pequeñas luces amarillas.
Pensaba más en Anton que en cualquier otra persona, y en más de una ocasión se habían burlado de ella por su poca atención a la a conversación.
Cuando fue a dormir a la habitación que la había acompañado demasiados años, recibió un mensaje nuevo de él.
No se sí podré llamarte cuando sea el mañana en Estados Unidos. Lo siento.
No pudo cerrar sus ojos. Se movía de un lado a otro, se paraba de vez en cuando y caminaba en círculos. Navegaba en internet, y nada podía hacer que sus preocupaciones fueran neutrales.
A la mañana siguiente, 24 de diciembre, durante la cena de Navidad Emma le había llamado a su móvil para desearle una Feliz Navidad, pero no había respondido. Ni siquiera el mensaje de resignación. Frustrada, queriendo encontrar una razón lógica, comía y sonreía con fuerzas. Esa Navidad no había sido tan buena.
Los hechos.
•Las Vegas había sido su primer destino antes de Alemania.
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Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]
FanfictionEmma Bradford no era graciosa, mucho menos social. A sus veintitrés años tenía un trabajo que pocas podían haber conseguido. La vida da vueltas, alguna anticipadas, otras inesperadas. Y así como la última, conoció a su dolor de cabeza, su montaña ru...