Entrevista.

581 38 0
                                    

Abrió la puerta de su departamento. Frustrada, triste, idiota, con las lágrimas casi saliendo de sus párpados. Lucy se había quedado en McComb, y afortunadamente Emma se quedaría sola, sola como siempre le había gustado estar.

Esa misma madrugada del treinta de diciembre todo había sido un desorden.

Su vuelo se había retrasado. El Señor Larry se había enojado bastante con ella por su poca atención en el trabajo en el último mes, ese había su regalo, un regaño. Anton no respondía. He iba con un retraso a una tienda oficial Burberry en el centro de Nueva York.

Se echó un vistazo en el baño de su habitación, limpió sus lágrimas como recordatorio de su pésimo día. Arregló un poco su cabello. Iba vestida con un vestido bicolor, tinto y caramelo, debajo de este una cubierta de seda color perla con cuello de tortuga, mallas negras, unos mocasines cubiertos negros, y un blazer negro largo. Se colocó un poco de su perfume Chanel, se compartió una sonrisa y volvió a tomar su bolso para salir del lugar.

Tomó un taxi apresurada, y le dictó la dirección. Después sólo recargó su nuca en el asiento trasero del auto típico de de su ciudad, un Ford Crown Victoria amarillo.

Escuchó el tin tin de su iPhone, e instintivamente hurgó en su bolso negro de piel. Sintió el frío del aparato y lo tomó. Y pudo leer, a pesar de la poca batería que se había agotado en la llamada del regaño del Señor Larry, un mensaje de Anton.

Anton Z.

¿Qué ha pasado? Apenas he visto tu mensaje, y las llamadas perdidas. Lo siento cariño.

Se enojó, se enojó bastante. Odió la ironía de sus palabras, incluso podía casi escuchar el tono de voz que utilizaría diciendo aquella mentira frente a ella. Pero se retractó, guardó calma, no quería ocasionarse un escándalo emocional.

Sintió derrapar el auto, y pagó dos dólares al caucásico de bigote. Salió, caminando a grandes zancadas, le había dejado justo afuera de la tienda.

Pudo leer "Burberry" junto con los dos caballos de frente como icono de la marca. Respiró hondo y empujó las dos puertas. Sostuvó con fuerza las orejas de su bolso, y pudo ver a un hombre bajo, blanco, de cabello de igual color, con un traje italiano carísimo de tres mil dólares, de ya avanzada edad. Se sintió más nerviosa, era él. Un directivo.

-¡Señorita Bradford! Buenas tardes. Soy el Señor...

-Ferris, Robert Ferris. He leído diversos artículos sobre usted.

-Qué detalle-Le sonrió y pudo ver ligeros toques de oro entre sus dientes.

<<Vaya hombre. Lo que hace el dinero>>

-Me da gusto tenerla aquí-Continuó Ferris, Emma pudo notar la excitación de sus palabras y tono de voz-Me interesa saber mucho sobre usted. Durante los dos últimos años hemos buscado arduamente a una joven con dote de belleza mixto. El Señor Larry me ha platicado de su diversa experiencia, y después de ver fotografías suyas me quedé sorprendido, ¡Y más cuando la vi en persona en Suiza! Gesticulé rápidamente a los demás de la empresa que usted era la indicada. Necesitamos llevar a una joven nueva al mundo de la moda, que revolucione. Tal vez una nueva Cara Delevigne, o algo, lo necesitamos demasiado. Pero antes que nada debemos saber su perfil social, tomar fotografías, medidas corporales... Ya sabe usted de esto, ¿Cierto?

-Más de lo que usted cree.

-Es la prueba de fuego.

El elegante esclavo de la moda, dirigió a Emma a lo que era la parte trasera de la fina tienda. Eran paredes blancas iluminadas desde el suelo por luces del mismo color. Mesas lisas blancas donde había estuches de maquillaje, y accesorios. Ropa aquí y allá, y dos modelos que estaban en plena sesión fotográfica. Al fondo, muy al fondo una pequeña sala de sofás de cuero negro, donde tomó asiento junto con un joven de tez blanca, barba, alto, delgado y de lentes. Él le haría la serie de preguntas. Esperó a que Ferris se alejara, con un semblante serio, así eran todos.

-Hola-Le saludó cordialmente el joven frente a ella-Un gusto Emma, soy Richard Lewis.

-Hola-Le saludó tímida. Este le sonrió y observó el libreto que estaba en sus manos.

-Bien. Antes que nada, tu perfil social. ¿Conoces alguna celebridad? ¿Te has relacionado con alguno?

Pensó. <<¿Acaso Zedd se incluye?>>

-Una vez vi a Ryan Gosling a dos metros de mi... Era un póster-Rieron-He visto famosos si, he asistido a muchísimas pasarelas. Pero no he hablado con ninguno.

Guardó silencio y anotó en una hoja ya programada.

-Necesitamos relacionarle con alguno...Para qué sea más fácil el brinco a la fama-Para ese momento Richard no pudo evitar sentir atracción hacia la joven rubia-¿Nadie? ¿Segura?

-Si. Zedd. Lo conozco muy bien-Él frunció el entrecejo.

-Eso es bueno. ¿Medidas? ¿Las sabes?

-No.

-Ahora pasamos a eso. ¿Bebe alcohol? ¿Fuma? ¿Te gustan las fiestas?-Le tuteó.

-Si pero mantengo un límite, no, y depende.

-¿Tiene pareja?

-Si.

Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora