-¿Tienes todo listo?-Le preguntó Emma a Anton quién cerraba la última valija frente a su cama.
-Eso creo. ¿Qué hora es?
-Las siete, con cincuenta.
-Vamos-Anton tomó su valija color negra y colgó su mochila en sus hombros en la que recién había empacado su computador, audífonos, y demás cosas impredecibles en su vida. Y Emma igualmente tomó su equipaje, mientras que en su brazo derecho sostenía su bolso y en su mano su móvil.
Anton cerró muy bien la puerta de su departamento, apagando las luces del árbol de navidad que Emma le había ayudado a decorar, observando por última vez las decoraciones de pequeños Santa Claus con tarros de dulces, y calcetines colgados al perimetro del departamento.
Y después de eso la pareja bajaba por el elevador que afortunadamente, a esas horas de la noche, ya servía.
Tomaron un taxi. Él joven dejaría su auto deportivo en el garaje del edificio, del cual la seguridad de este se hacia responsable.
Se dirigían al aeropuerto de Miami, el primer vuelo sería el de Emma con destino a Nueva York, en donde su padre estaría esperándole.
Esa misma mañana, había recibido una llamada de él y por primera vez le comentó que tenía novio. Se puso serio, le preguntó su nombre, edad, y trabajo. Y aunque primero debía conocerlo para dar su opinión, al mismo tiempo estaba contento porque escuchaba la excitación de las palabras de su hija al comentarle de Anton. Después de terminar la llamada con Emma, le quedó por hablarle a su esposa para darle la noticia, que ella ya sospechaba.
-Siempre tuve una duda-Articuló Anton observando a Emma en la cabina trasera del taxi.
-¿Quién te regaló ese anillo?-Tomó la fina mano de la rubia y sacó el objeto de su dedo anular.
-Lo compré.
-Mentira.
-¡Lo compré! Trabajo para un hombre que tiene una joyería junto con otros cuatro.
-Es mentira.
-Vale-Tomó aire-Me lo encontré.
-Sigue siendo la peor mentira que he escuchado. Linda, si queremos que esto funcione deberías dejar de mentirme más a menudo.
-No te he mentido, es un simple anillo. No soy una mujer casada si es lo que piensas, y creo que esto es demasiado absurdo, si deseas puedes quedarte con el.
-Te he visto esa jota tatuada en tu costado derecho. ¿Acaso es de Jim? ¿Al igual que este anillo que tiene su nombre escrito en el interior?
Sólo permaneció callada.
-¿Por qué nunca me lo dijiste?
Silencio.
-Porque no es asunto tuyo-Le respondió mirando hacia la ventana, obstruyendo su mirada.
-Entonces puedo ir, engañarte, y cuando me reprendas te responderé que no es asunto tuyo. Sólo mío. ¿Eh?
-Haz lo que quieras.
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Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]
Fiksi PenggemarEmma Bradford no era graciosa, mucho menos social. A sus veintitrés años tenía un trabajo que pocas podían haber conseguido. La vida da vueltas, alguna anticipadas, otras inesperadas. Y así como la última, conoció a su dolor de cabeza, su montaña ru...