Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]

Especial.

Comenzó una lluvia desenfrenada en Nueva York. Anton y Emma se encontraban subiendo los peldaños de la escalera móvil para subir hacia un avión que los llevaría a Los Ángeles.

Buscaron sus asientos, afortunadamente sólo iban algunos cuantos en el vuelo, y no sería incómodo.

Emma se sentó, y Anton a lado de ella.

-Nunca he leído un libro completo-Continuó en una charla que había comenzado en la marca Apple, y terminó en libros-tengo agenda ocupada Emma-Pausó-Aunque creo que Cincuenta Sombras de Grey sería entretenido-La joven quién llevaba puesto un abrigo color negro, vaqueros, y Vans le dio un ligero golpe en el hombro.

-¿Te imaginas siendo sádico y masoquista?-Rió-Utilizarías comida como látigos.

-Tocinos lo suficientemente largos-Hizo una cara de desagrado y terminaron riendo.

Emma desvío la mirada y observó la ventanilla que estaba a su lado, el cielo comenzaba a oscurecer, y la lluvia se había calmado ligeramente, pronto estaría entre nubes. Volteó de nuevo con su amigo, quién estaba cruzado de brazos con la vista perdida en el asiento de en frente.

-¿Pasa algo?-Curiosa, y preocupada tomó su frente y bajó hacia su barba para jalarla un poco.

-Hoy por la mañana... Olvídalo-Movió su mano en el aire.

-¿Sucedió algo malo? ¿Te dije algo malo?

-No, todo bien. Sólo que...-Silencio.

-Dime, confía en mi-Le tomó su mano y le compartió una sonrisa, le regresó el apretón y el gesto facial-aunque si no quieres decirme no hay problema.

-No, bueno, te diré. Hoy por la mañana pensé en que sería buena idea tomarme unas vacaciones, y tú igualmente no estarás en tu trabajo, así que tal vez sería una buena idea estar los dos disfrutando Estados Unidos, o algo. No sé que pienses.

-Anton...

-No te estoy obligando, sólo es una propuesta-Le susurró con su mano pasar su mandíbula, nervioso.

-No es mala idea, pero...-Tomó aire- tú sabes que de una manera u otra no somos amigos, querido.

Aún con su mano debajo de la de Emma, tomó uno de sus dedos y lo tomó con fuerza. Como si no quisiera dejarla, y ansiaba un sí como respuesta.

Emma no podía cerrar sus ojos para tomar una pequeña siesta. El vuelo tendría una duración de tres horas, y apenas la segunda le había dado su bienvenida al tiempo. Anton dormía en su hombro, y ella sólo observaba las nubes que se asomaban por la ventanilla que se rompían con las alas del avión, prófuga de sus emociones. Quería ir con él, y al mismo tiempo deseaba quedarse en su departamento, o en casa de sus padres, pero sabía que esta debía ser la excepción, que su juventud no duraría toda la vida, y sus vacaciones tampoco.

Miró a Anton quién llevaba puesto un gorro color negro, una chaqueta de cuero del mismo color, una camisa a cuadros grises y blancos, vaqueros, y Vans grises. Afortunadamente había cargado con él una mochila con algunas cosillas de su necesidad.

Tenía su cabeza en su hombro, por lo cual había procurado no moverse tanto, a pesar de que se encontraba ligeramente nerviosa. La boca de él, que estaba ligeramente abierta, y sus brazos cruzados no pudieron evitar que Emma aún sintiera esa atracción tanto corporal, como sentimental. ¿Cómo era que una persona podía ser tan especial en tan poco tiempo?