Vogue.

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Anton apreció la nueva portada del mes de Abril de Vogue. Era Emma, y lucía tan hermosa que podía rendirle un homenaje. La compró en un establecimiento público de Miami.

Cumplió dos meses de no saber casi nada de ella en el ámbito personal, pero se había informado lo más que podía por medio del internet, y lo poco que su hermana Lucy le decía cuando la veía. Ahora ella era una pre-celebridad.

A lado de él estaba Gabe, su amigo desde hace varios años que buscaba comida de calidad para un vuelo hacia Bélgica.

La extrañaba muchísimo, desde lo ocurrido aquella noche, sólo imploraba olvidarla, pero no podía. La necesitaba. Y estaría dispuesto a volver con ella, tal vez no como pareja o amigos, pero verla de cerca, era lo único que quería.

Salieron del típico Seven Eleven, y se dirigieron a un aeropuerto privado de Miami para jets y helicópteros de empresas dedicadas a ello, en una Suburban color negro. Seguía pensando en ella, en lo que había hecho, la había perdonado después del todo aunque le haya fallado.

Ahí, a miles de kilómetros en España, Emma estaba observando la ciudad nocturna desde el último piso de un elegante hotel del centro. El trabajo que ahora tenía, le daba para mucho.

Había conocido a demasiada gente, y tenía una agenda llena de fiestas y reuniones que podía ir cuando quisiera. Le había ido de maravilla, tuvo un rápido ascenso y demasiados empresarios y fotógrafos de la moda colocaron sus ojos en ella, incluso un director de películas inglés.

Lucy le había llamado tres días antes mientras estaba en una sesión fotográfica para Gucci. Le comentó que su padre estaba demasiado enfermo, que ella y Porter terminaron así como así y lo ligó con Anton y ella, le preguntó cual fue la razón por la que terminaron y ella sólo le respondió un "Fui una tonta que pensó en vengarse, sólo eso".

Emma se había prometido no comentar nada de eso a nadie.

Ahora, sólo recordaba esos breves meses que estuvo con él, que estaba dispuesta a darles un final de una manera sana.

Durante ese mes asistió a la boda de Jim, ese mismo día escuchó su perdón por lo que le había hecho... a solas, además de tener un último beso sin sentimientos que daba como recordatorio del adiós para siempre.

Además de que su familia estuviera orgullosa de lo que había construido, ella daba de que hablar y su fama iba en aumento, pero sobre todas las cosas seguía siendo esa humilde persona que educaron en un pueblo casi olvidado de los Estados Unidos.

-Linda, ¿Ya estas lista?-Le preguntó Richard detrás de ella. Volvió de su mundo, se giró y lo miró.

-Si... Si.

Tomó su pequeña valija que sólo utilizó para cuatro días de residencia en aquel país, su bolso y salió con Richard a su lado. Iría a buscarlo, de una vez por todas.

Contigo [Anton Zaslavski/Zedd Fan Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora