ʜᴀʀᴅ ʟᴏᴠᴇ - ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ

¿Sugar Daddy?

|~Capítulo siete~|

Una semana después...

El regreso a la institución después de tal fin de semana, es horrible y agotador, sobretodo hoy que es lunes... es tan gris. La pereza me comía viva, ni ganas de combinar mi ropa quería, lo primero que vi fue lo primero que me puse. Mi vestido casual color salmón era tan ligero que me sentía capaz de flotar, era a los hombros y me llegaba un poco más arriba de la rodilla, mi vista estaba puesta en mis zapatillas del mismo color dudando en habérmelas puesto en vez de mis converse. Además, traía un moño para nada perfecto, lo único decente era mi flequillo.

Recuerdo a mis padres y hermano verme bajar con lo que ahora llevo puesto, soy más de faldas y jeans que de vestidos por lo cuál hasta creyeron que no vendría. Sí, es un poco raro verme en vestido y que no sea para ir a una fiesta.

Caminaba por los pasillos, totalmente entretenida en mis pensamientos y dilemas mentales. Suspire al ver a SeokJin pasar con mi hermano, iban tan entretenidos que ni siquiera se dieron cuenta que estaba allí.

—Una flor para otra flor.—un hermoso tulipán rosa apreció en mi campo de visión, sujeta por una mano que reconocía por completo.

Miré a Taehyung incrédula y este sonrió mostrando su sonrisa cuadrada ¿Cómo negarme ante esa sonrisa?. Una idea loca no tardó en aparecer en mis pensamientos y no dudé en plantearla.

—¿Me estás coqueteando Kim?—pregunté divertida a la vez que alzaba una ceja.

—No necesito coquetear, te seduciré con mi torpeza.—aquellas palabras por alguna razón me dejaron en otro mundo.

Sus palabras son tan ciertas que ya se cumplieron. Él es único... ¿Y sí tal vez...?

—Eres... un torpe de verdad.—dije riendo y negando con la cabeza baja tratando de ocultar mi sonrojo.

—¿Besito?—preguntó colocando su boca en pico de patito.

Aquéllo me sorprendió, fue directo y no le importaba si estábamos en medio del pasillo. Mi corazón va a mil por hora, realmente esto no me ayuda para nada con el dilema que ahora me cargo... sólo él me hace plantearme la posibilidad de que me guste y permitir que me coquetee.

El único problema es su fama, no quiero salir lastimada de todo esto.

Para no verme como una exagerada por su pedido, le di un beso a la flor y luego se la puse en sus labios.

—Nunca específicaste.—hablé divertida mientras entrabamos a clases.

Lo escuché quejarse mientras me seguía y eso sólo me sacó una sonrisa.

—¡Hey, eso es injusto!—reí y me senté.

—Todo con calma Kim, vas cómo un rayo.

—¿Dices que soy un desesperado?

—Cada quién se lo toma cómo quiera ¿No lo crees?

Él río y nos sentamos juntos, me miró desafiante de arriba abajo causando un ligero escalofrío ¿Por qué tenía que mirarme de tal manera?

—Tienes razón, tal vez y es que contigo no me puedo controlar.—me tensé en mi asiento y empecé a actuar de forma nerviosa.